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La última portada del Village Voice

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Tristes y solos se quedan los buzones de plástico rojo del Village Voice, el periódico semanal de los coolcats, de los hipsters y de la generación beat. Entonces no eran jóvenes con bigotito y pantalones pitillos cuidadosamente enroscados con camisas de piñas bordadas. Eran los niños blancos que rechazaban lo blanco por casta, rancio y burgués y que se fugaban de la universidad y del ejército para mezclarse con negros, yonquis y vagabundos en un barrio desahuciado por la depresión.

Según el manifiesto de Norman Mailer de 1957, abrazaban "las sinopsis existenciales del negro y en la práctica puede ser considerado como un negro blanco". Esa era La Voz del Village, manual de la contracultura de los 60 y testigo esencial de la lucha por los derechos civiles.

Este es el periódico que fundó el propio Mailer con Ed Fancher y Dan Wolf empezó a imprimirse en 1955 a cinco centavos el número y que terminó de imprimirse esta madrugada, para quien quisiera cogerlo. Seguirá su andada por los intersticios de la web. Al igual que los propios hipsters, ya no será lo mismo.

El final de una era

El Village ha sido la abuela de la prensa alternativa estadounidense, la voz de la generación que nos enseñó a protestar. Una de las vecinas plantó allí el germen del desarme urbanístico y lo defendió contra los bulldozers de Robert Moses, entonces el hombre más poderoso de Nueva York (Preserving the Village, Jane Jacobs 1957). Otros encabezaron la disidencia que hoy llamamos movimiento por los derechos civiles (The View From the Front of the Bus: The Civil Rights March on Washington, Marlene Nadle, 1963).

Jack Newfield fue el azote de los caseros especuladores, otros pelearon por Lenny Bruce cuando lo arrestaron en el Cafe Au Go Go por faltarle al respeto a la iglesia y a la ley. Simpatizaron con the Weather Underground y con los Panteras negras, se unieron a los disturbios de Stonewall que originaron el movimiento LGTBI. Publicaron a algunos de los mejores críticos de cine, de música, de teatro y de arte y a algunos de los mejores fotógrafos y dibujantes. Fueron la biblia del vibrante y bohemio Greenwich Village, la Malasaña de Manhattan, hoy gentrificado hasta la muerte. LA despedida tiene algo de muerte anunciada, desde que cambió de manos en octubre de 2015 y quedó desvinculado de Voice Media Group.

Nostalgia para coleccionistas

El último número tiene 176 páginas y ha sido pensado para los coleccionistas, con la foto que Fred W. McDarrah, el fotógrafo de la casa, le hizo a Bob Dylan en un banco de Sheridan Square Park en enero del 65, como parte de su campaña para salvar el Village, al lado de la antigua redacción. Lleva textos de sus fundadores y los críticos que todavía viven, incluyendo Michael Feingold, J Hoberman y Amy Taubin. Mickey Musto, su añorado cronista de la noche del Village, resucita su columna La Dulce Musto.

La noche de entonces tampoco era la de ahora. Como muestra, un extracto de su segunda columna publicada: "Míster Desastre Número Uno estaba discutiendo con Míster Camello a propósito de un dinero que el primero le debía, cuando Míster Desastre Número Dos irrumpió en la escena y ayudó a Míster Camello a liquidar a su contrincante. Luego cortaron el cuerpo en pedacitos y los tiraron al río".

Los buzones de plástico que cargaban los fajos de Dylans estaban vacíos antes del mediodía. Todo el mundo fue a guardarse un número, para la posteridad. Lo pondrán junto a la edición especial de su 50 aniversario, con reproducciones de las 2.500 portadas desde 1955 hasta 2005, entre otras muchas cosas. Son números tan desvinculados al periódico original como el Brooklyn de Woody Allen al original. El Village ya es memoria colectiva de una ciudad que ya no existe. El Village no deja descendientes. Al menos, en Nueva York.


El porno en Internet fulmina a las chicas de las revistas Playboy

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La revista estadounidense Playboy perderá el que ha sido uno de sus principales reclamos durante décadas y dejará de publicar imágenes de mujeres totalmente desnudas. Así lo ha anunciado Scott Flanders, el consejero ejecutivo de la revista al diario The New York Times, quien justifica el cambio de rumbo de la publicación en la realidad impuesta por Internet donde, según dice, "con solo un click ya se accede libremente a cualquier imagen sobre sexo".

Según el diario neoyorquino, el pasado mes de septiembre, Cory Jones, uno de los editores de la revista, visitó al fundador de la publicación, el octogenario Hugh Hefner, en la Mansión Playboy, donde reside y desde donde aún dirige el medio. "Jones, muy nervioso, le sugirió a Hefner algo radical: la revista, líder en la revolución que ayudó a hacer visible el sexo en EEUU, debería dejar de publicar imágenes de mujeres desnudas", relata el diario.

Y Hefner, de 89 años y quien fundó la revista en 1953, "estuvo de acuerdo". De esta manera, Playboy sufrirá profundos cambios a partir del próximo mes de marzo en el diseño y, aunque seguirá mostrando imágenes de mujeres "en poses provocativas", no volverá a editar un "desnudo integral", asegura el periódico neoyorquino.

El porno en Internet fulmina a las chicas de las revistas PlayboyLos directivos del mítico mensual reconocen que han sido superados por las circunstancias de un mercado donde las imágenes de carácter sexual son muy accesibles por la irrupción de Internet. "Para una generación de hombres norteamericanos, leer Playboy era un rito cultural, una emoción ilícita consumida casi a oscuras. Ahora, todos los adolescentes disponen de una conexión rápida a Internet (...). Las revistas pornográficas, incluso las que incluyen otros contenidos como Playboy, han perdido su valor de impacto, comercial y su relevancia cultural", asegura el directivo.

La tirada de la revista, cifrada en 5,6 millones de ejemplares en 1975, ha caído hasta los 800.000 en la actualidad, según datos de la Alliance for Audited Media estadounidense citados por el diario neoyorquino. Y los esfuerzos por relanzar la publicación en los últimos tres años no han tenido los resultados esperados, lo que ha motivado a la revista, que posee uno de los logos más reconocibles del mundo, a cambiar de estrategia.

Muere Hugh Hefner, magnate y fundador del imperio Playboy

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El icónico fundador del imperio Playboy falleció la madrugada del jueves a los 91 años en su vivienda, según ha informado su propia marca. El editor de la revista erótica masculina por antonomasia murió por causas naturales en la mansión más famosa de Los Angeles, escenario de fiestas multitudinarias y de todo tipo de rodajes. 

"Mi padre vivió una vida excepcional e impactante como pionero mediático, y como líder de algunos de los movimientos culturales más significativos de nuestro tiempo", ha dicho su hijo Cooper en un comunicado de prensa. Con el mantra de "la vida es muy corta para vivir el sueño de otro", la revista que se convirtió en mucho más que una publicación, se ha despedido en Twitter del hombre que la fundó allá por 1953 con apenas 8.000 dólares en el bolsillo.

La tirada de la revista, cifrada en 5,6 millones de ejemplares en 1975, había caído hasta los 800.000 en la actualidad, según datos de la Alliance for Audited Media, lo que provocó un cambio de estrategia en la compañía del conejito. Hace dos años, el consejero ejecutivo de la revista, Scott Flanders, anunciaba a The New York Times que iban a dejar de publicar imágenes de mujeres totalmente desnudas. El responsable fue el porno online, que arrebató su nicho de mercado a Playboy ofreciendo sexo al alcance de un click

"Ahora, todos los adolescentes disponen de una conexión rápida a Internet. Las revistas pornográficas, incluso las que incluyen otros contenidos como Playboy, han perdido su valor de impacto, comercial y su relevancia cultural", aseguraba Flanders. Según el diario neoyorquino, cuando uno de los editores sugirió a Hugh Hefner el cambio radical, este "estuvo de acuerdo", y así el mensual perdió uno de los grandes reclamos que le mantuvo en el candelero durante seis décadas. Pero en febrero de este año, Playboy decidió recuperar los desnudos, y Cooper Hefner admitió que había sido un error eliminarlos.

Hefner, que por entonces tenía 89 años, aún no había vendido su mansión por 100 millones de dólares a su vecino Daren Metropoulos. Eso sería un año después. El empresario treintañero permitió que su fundador viviese en la casa hasta su muerte, así que ahora el destino de la mansión Playboy y de sus conejitas queda suspendido en el aire.

Con Marilyn hasta la eternidad

Playboy en Estados Unidos es más que una marca, es una institución. Además del lanzamiento de la publicación en los años cincuenta, Hefner fundó productoras de cine y de televisión, financió documentales y convirtió su mansión en el refugio onanista del panorama burbujeante de Hollywood.

El joven Hugh había trabajado como periodista en un rotativo militar mientras estaba en el Ejército de Estados Unidos. Después, pasó por Esquire, donde se decidió a abrir su propio proyecto con una apuesta controvertida: inauguró Playboy con un desnudo integral de Marilyn Monroe, un número que vendió 53.000 ejemplares. El comienzo del mito.

No es de extrañar, entonces, que el magnate comprase una tumba junto a la mujer que le lanzó al estrellato con una portada: Hugh Hefner descansará al lado de Marilyn en el Westwood Memorial Park.

Pero el hombre cariñosamente apodado como Hef no convirtió la silueta del conejito negro en un símbolo del hedonismo con un par de fotos picantes. Amplió el alcance de la revista a través del merchandising, los clubes nocturnos y la promoción de eventos, así como los programas de variedades Playboy Penthouse y Playboy After Dark, que se convirtió en un fenómeno de la televisión de entrevistas por no invitar solo a hombres blancos, como ocurría en el resto de la parrilla estadounidense.

Tina Turner, Sammy Davis Jr., Grateful Dead, Deep Purple o Joe Cocker desfilaron por el plató de Hefner a finales los años sesenta. Con ese olfato que le caracterizaba, el empresario se trasladó en 1970 desde Chicago a Los Angeles cuando empezó a bullir el movimiento hippie que tomó la libertad sexual como una de sus banderas. Así fue como adquirió -por un millón de dólares- la mansión que más tarde sería un pedazo de edén en la tierra para muchos y un sumidero de polémicas -como la de Bill Cosby- para otros. 

Entre la humillación de la mujer y el discurso feminista

Una de las grandes críticas a Playboy ha sido el uso del cuerpo de la mujer como un bien de consumo para provocar el deseo masculino. En 1963, la pensadora feminista Gloria Steinem se hizo pasar por una de las conejitas Playboy en uno de los clubes de Nueva York. Lo que allí vivió, el trato vejatorio que recibió y la precariedad que sufrió inspiraron su artículo Yo fui una conejita Playboy, publicado en la revista Show Magazine.

Hugh Hefner siempre defendió que él consideraba a sus chicas de portada unas socias más, con nombres, apellidos y criterio inteligente, lejos del anonimato al que se ven sometidas las mujeres en otro tipo de pornografía.

Durante la crisis económica de la revista, en la que se tomaron caminos nunca antes explorados, los medios generalistas notaron que Playboy había empezado a incluir varios reportajes y columnas de opinión sobre igualdad de género. Esto, junto a la decisión de no publicar desnudos, dio señas de que la publicación había decidido captar otra audiencia lejos del hombre pudiente de mediana edad, como las mujeres y el público feminista. A otros no les convenció y lo consideraron un mero salvavidas empresarial.

Sus grandes firmas

Como recuerdan en Bustle, la broma más repetida cuando Playboy anunció que dejaría de publicar desnudos de mujeres fue que la gente tendría que empezar a leerse sus artículos. Lo cierto es que la reputación de la revista de Hugh Hefner a nivel de análisis informativo, entrevistas y grandes firmas no tiene desperdicio. Por sus páginas han desfilado autores como Gabriel García Márquez, Joyce Carol Oates, Truman Capote y Margaret Atwood, la autora de la distopía feminista El cuento de la criada.

También fueron relevantes sus entrevistas con Martin Luther King, en la que el líder del movimiento antirracista charló distendido con Alex Haley sobre su primera mala experiencia y el largo camino de su lucha. O las charlas y relatos con el icono de la ciencia ficción Arthur C. Clarke. Sin olvidar los encuentros con Miles Davis, Stanley Kubrick, Steve Jobs o Bette Davis.

La historia de Playboy y de su magnate tiene muchos más oscuros que claros. Pero si de verdad están aireando sus oficinas, deberían pujar por ese contenido de nivel que hizo que muchos de los mejores literatos les prestaran su pluma. Esta vez, quizá con una plantilla de escritores más igualitaria, donde no solo apuesten por la mujer como reclamo en las portadas. 

Lo mejor y lo peor que se ha escuchado hasta ahora sobre el caso Weinstein

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Tras años de silencios cómplices y rumores ignorados, Hollywood ha hablado. La trama de violaciones y acoso sexual en torno a Harvey Weinstein ha comenzado a extender sus tentáculos hacia todo aquel que haya colaborado alguna vez con su productora, y eso incluye a la mayoría de los actores y directores mejor pagados del planeta.

La primera semana, pocos se atrevieron a alzar la voz en público. Cualquier paso en falso podía ser sinónimo de conchabanza. Pero ahora, dos semanas después y con los editoriales de los medios y la opinión mundial en la bancada de las víctimas, es aún más peligroso no pronunciarse. Así lo ha demostrado la sucesión de comunicados, tuits y entrevistas en las que muy pocos se han permitido el lujo de eludir el tema.

Hay quienes han manifestado compasión por Weinstein y los que no han dudado en hacer extensible su crítica a la cúpula machista de Hollywood. Aún así, las actrices que vivieron ajenas a esos abusos, y que ahora los condenan en público, han sido las peores paradas. No solo Meryl Streep: todas y cada una de las que trabajaron con Weinstein han sido llevadas al paredón. Muchas más que sus homólogos masculinos. 

Ahora que la burbuja de silencio ha estallado, algunas advierten de que solo es el comienzo mientras que otros tiemblan por lo que se les viene encima. Dos caras de una misma moneda que quedan retratadas en los siguientes testimonios: una lista de lo más valiente y lo más inverosímil que hemos escuchado hasta ahora sobre el caso Weinstein.

Lo mejor

La actriz británica y ganadora del Oscar, Emma Thompson, ha sido una de las más contundentes sobre Harvey Weinstein. Le describió como "la punta del iceberg", enfatizando en que hay muchos acosadores en la industria amparados por "una conspiración del silencio". "¿Solo cuenta si se lo han hecho a montones y montones de mujeres, o vale con que se lo hagan a una sola y una única vez? Creo que lo segundo".

Jessica Chastain no necesitó una llamada de su manager para condenar los abusos rápidamente en su Twitter. De hecho, en lugar de escudarse en la incredulidad, ella admitió que fue advertida desde el primer momento de la fama de Weinstein. "Las historias [de acoso] estaban en todas partes. Negarlo es crear un ambiente para que vuelva a ocurrir", escribió en la red social.

También fue la primera en denunciar que los medios de comunicación exigiesen un testimonio solo a las actrices. "¿Qué pasa con los hombres? Quizá teman ver su propio comportamiento reflejado". 

Kate Winslet se negó a agradecer su Oscar por El lector a Harvey Weinstein en 2009. Era una obligación no escrita que rechazó por su comportamiento en el rodaje. "No tiene nada que ver con acoso sexual, por suerte para mí. De alguna forma esquivé esa bala", dijo hace poco.

En la línea de Chastain, la actriz reconoce que conocía las historias de acoso, que las ignoró "esperando que fuesen rumores" y que ahora le indigna su propia actitud: "Quizá hemos sido todos unos ingenuos".

Mark Ruffalo fue el único de los 25 actores mejor pagados de Hollywood que accedió a dar su opinión cuando el escándalo salió a la luz. En una entrevista con Channel 4, aplaudió tanto la valentía de las mujeres que han hablado como a quienes en su día tuvieron que callar. "Estamos viendo cómo somos y cómo funcionan las cosas de verdad. Y es el momento de tomar una decisión sensata al respecto".

La mejor forma de conocer la posición de Lena Dunham sobre los abusos de Weinstein es leer su carta abierta en The New York Times. Ahí entona el mea culpa por haber desoído los rumores y dispara contra quienes siguen trabajando con Woody Allen o Polansky y perpetuando la falta de credibilidad de las víctimas. Algo parecido a lo que hizo en un episodio de su serie Girls, donde mostró el acoso sexual como nunca antes en la televisión.

La actriz de Embrujadas es la mujer que ha llevado la campaña más brutal en contra de su presunto violador, Harvey Weinstein, desde la publicación del Times. Tampoco tembló al acusar a Ben Affleck de silenciar los actos criminales del productor.

Rose McGowan es una de las 30 mujeres que revelaron su testimonio al periódico y asegura que, en su día, recibió amenazas tras la agresión. "Me pusieron en la lista negra solo por comentarlo internamente".

Christian Slater ha trabajado en tres películas con Harvey Weinstein y, aun así, fue de los primeros hombres en publicar "algunos pensamientos" por Twitter. El actor fue especialmente crítico con el género masculino "que vive sin desafiar sus ideas distorsionadas del bien y el mal". El protagonista de Mr. Robot lanzó también una petición de compromiso "a utilizar nuestro privilegio como plataforma".

La protagonista de Westworld también llevo hace unos meses a primera plana su historia de violencia machista. Ahora, para dar su opinión sobre Weinstein, Evan Rachel Wood ha publicado un vídeo en YouTube donde desgrana en dos minutos cómo es sentirse violada e inferior al atacante. "Porque ir contra la persona que te agredió tiene sus consecuencias. Es algo terrorífico por lo que pasar".

Lo peor

Woody Allen espera que el caso Weinstein no lleve a "un ambiente de caza de brujas, donde por guiñar el ojo a una mujer en la oficina tengas que llamar de repente a un abogado", dijo en unas polémicas declaraciones. El cineasta también ha sido acusado por su hija adoptiva, Dylan Farrow, de abusos sexuales cuando ella tenía siete años, aunque siempre ha negado los hechos.

Mientras que Allen reservó algunas palabras para las víctimas, Oliver Stone se mantuvo férreo en su defensa a Weinstein. "Creo que un hombre no debería ser condenado por un sistema de justicieros. Y no es fácil por lo que está pasando tampoco", afirmó el director de Platoon y Snowden, tachando de "chismorreos" los testimonios de docenas de mujeres.

Poco después, la actriz Patricia Arquette reveló que tuvo hace años un "encuentro raro" con Stone, en el que le propuso un papel de contenido "muy sexual".

La diseñadora de moda, y buena amiga de la mujer de Harvey Weinstein, no dudó en hacer responsables a las víctimas por "ir pidiéndolo". Donna Karan recomendó hacer autocrítica y no ir por delante "con toda la sexualidad y sensualidad". "Usted mira hoy en todo el mundo cómo se visten las mujeres y lo que están pidiendo con solo presentarse de la manera en que lo hacen. ¿Qué están pidiendo? Problemas", añadió para retractarse después.

El director y guionista Paul Schrader lanzó una crítica a Weinstein en su Facebook, pero no por violador, sino por pésimo montador de películas. "Por supuesto que sabía que era un gánster sexual, pero no es eso lo que más me ofendía de él", dijo para seguidamente introducir una pataleta sobre la edición de su película The Canyons

La actriz de Blossom y The Big Bang Theory quiso lanzar una luz de feminismo sobre el caso Weinstein y terminó consiguiendo lo contrario. El artículo de Mayim Bialik en The New York Times es una sucesión de críticas condescendientes hacia la actitud de las mujeres en Hollywood.

"Es mejor reservar la sexualidad para nuestra vida privada. Visto con modestia. No flirteo con hombres como norma", escribió Bialik, en contra de "las jovencitas con ojos de conejita y labios carnosos".

La que fuera niña prodigio de Hollywood, Lindsay Lohan, colgó un vídeo en Instagram en el que declaraba que "no es justo lo que está pasando. He trabajado con él y nunca he vivido una situación semejante. Creo que la gente debe parar, esto está mal". No solo eso, sino que después embistió contra la esposa de Weinstein, Georgina Chapman, por solicitar el divorcio: "Tendría que apoyarlo".

Matt Damon, acusado junto a Ben Affleck de amenazar a una periodista que pretendía publicar los escándalos sexuales de Weinstein en 2003, ha hablado contra él. Eso sí, usando el manido argumento de que los hombres deberían ser cuidadosos con las mujeres por respeto a sus "hermanas, hijas y madres". "Como padre de cuatro hijas, este comportamiento depredador es el que me mantiene insomne".

Por último, las esperadas declaraciones del presidente de Estados Unidos sobre el tema no han decepcionado. Donald Trump, lejos de condenar los abusos, se ha mostrado impertérrito y breve: "Conozco a Harvey desde hace muchos años. No estoy para nada sorprendido", dijo a los reporteros en la Casa Blanca.

Aunque puede que el hombre que se jactó de "agarrar coñitos", y que continúa siendo la persona más poderosa del planeta, no sea el mejor ejemplo para dar lecciones de respeto e igualdad. 

The Influencers 2017: Elige tu propia Internet

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The Influencers, el "festival de Arte no convencional Guerrilla de la comunicación y Entretenimiento radical" dirigido por Bani Brusadin y 0100101110101101.ORG (Eva & Franco Mattes) investiga cómo las empresas, instituciones y tecnologías influyen en nuestras vidas, invadiendo la cultura popular y modificando nuestro comportamiento con intenciones diversas.

Durante los 13 años del festival, artistas de todas las disciplinas han venido a Barcelona a demostrar sus herramientas y ofrecer mecanismos de resistencia. A veces, si hay suerte, usando la misma herramienta que han venido a desactivar. En los últimos años, el pulso se ha ido centralizando alrededor de nuestro espacio cognitivo, un lugar de poca visibilidad y mucho impacto.

Los procesos desarrollados para la ocupación y manipulación de ese espacio son múltiples, pero dominan dos. Por un lado, algoritmos diseñados para mantener nuestra atención y fomentar la interacción. Por otro, algoritmos diseñados para extraer los datos que derivan de esa relación, comprender nuestro comportamiento y modificarlo a conveniencia del cliente. Las herramientas están cómodamente instalados en nuestros escritorios, nuestros bolsillos y en nuestro entorno.

Las hemos instalado nosotros a cambio de servicios instantáneos y aparentemente gratuitos, pero son invisibles. No por accidente sino por diseño. Seguimos creyendo en un mundo que se rige por las fronteras y las leyes definidas por las naciones estado, pero vivimos en un mundo regido por algoritmos cuyas microdecisiones definidas por multinacionales alteran nuestro lugar en el mundo. Si el periodismo es mostrar lo que los poderosos no quieren que veas, The Influencers es una antología con los mejores trabajos de investigación. Estas son las claves. 



1. Ciudadanía algorítmica, legislación extracorporal

En lo más encendido del pulso DIU/155, The Influencers examina el desvaneciente concepto de ciudadanía, cuya acepción más ortodoxa -vínculo de un individuo con un Estado-Nación que genera derechos y deberes recíprocos- está siendo desarticulada por una realidad mixta en la que el mismo individuo puede operar, pagar impuestos, pertenecer y residir simultáneamente en cuatro o más países diferentes al mismo tiempo. O puede permanecer sentado tranquilamente en su sofá mientras sus derechos y libertades viajan por los servidores del mundo, cada parada una oficina de inmigración. Esta atomización de la ciudadanía fragmenta la relación de derechos y deberes entre el individuo y el estado, que ya no puede comprometerse a protegerle siempre, ni esperar exclusividad fiscal, laboral o identitaria. Esta es la cuestión que aborda James Bridle, que cerrará la tarde del sábado.

Británico asentado en Atenas, artista, ensayista e investigador, Bridle ha hecho carrera iluminando los puntos opacos de la última revolución industrial, de los drones a los radares de carretera, de las cámaras de circuito cerrado en los espacios públicos a las deportaciones en caliente en los aeropuertos comerciales. La línea que une todos esos puntos es la manera en la que estas tecnologías alteran las esferas legales de los espacios en los que opera y de los individuos a los que afectan. ¿Qué legislación se aplica a los drones de vigilancia enviados a Afganistán pero operados desde Nebraska?¿Qué leyes rigen a la cámara de vigilancia de una calle de Johannesburgo que almacena y procesa la imagen en un servidor de Utah? Si una persona llega a un pais y es deportada sin testigos, sin un registro y sin dejar rastro; ¿ha entrado y salido realmente? ¿tiene derechos en algún lugar?

Uno de sus últimos proyectos, CitizenEx, es un plugin para Firefox que registra los servidores por los que vamos dejando rastro, en países donde no llega la normativa europea de protección de datos. CitizenEx es el espejo de una ciudadanía algorítmica que se calcula y recalcula en tiempo real, variando a cada instante nuestros derechos y libertades, abriendo canales de explotación a empresas oportunistas, que aprovechan nuestra indefensión legal para robarnos datos y venderlos al mejor postor.



2. La autovigilancia como recurso antivigilancia

Y algunas tienen muchos datos, como las operadoras que conectan nuestros móviles con la máquina. Registran cada segundo de nuestras vidas, conocen todos nuestros movimientos, mientras que nosotros quedamos relegados a nuestra precaria memoria, o al registro manual de nuestras agendas. El problema es que esos datos cuentan una historia sobre nosotros que solo puede ser contradicha por quien tiene los datos.

Hasan Elahi viene a contar cómo, después de entrar por error en una lista negra del FBI, empezó a documentar todos sus movimientos para asegurarse de que, si le acusaban de algo, al menos tenía su propia versión. También para devaluar los datos personales haciéndolos públicos. Este proyecto de autovigilancia se llama Tracking Transience y sus kafkianos resultados reflejan la indefensión del individuo contra el la máquina implacable del Big data.



3. Manipula las elecciones de EEUU, pero no con hackers sino con trols
Cuando pensamos en hackear unas elecciones, pensamos en maneras de manipular los vehículos de esas elecciones: las papeletas, las máquinas de voto o las personas o artefactos elegidos para contar, mover o proteger cualquiera de ellos. La ficción ofrece dos modelos: House of Cards requiere agentes corruptos y mucho dinero; Mr. Robot necesita hackers, código mágico y proximidad. Pero su investigación llevó a Adrian Chen a una película muy diferente: granjas de trols reconvertidas en máquina de propaganda al servicio del gobierno ruso, operando en las Redes Sociales con un enjambre de infinitos bots.

Su centro favorito de operaciones es Facebook, cuyo sistema de gestión publicitaria a la carta permite generar campañas muy concretas para usuarios con un perfil muy definido. Por ejemplo, extender la falsa noticia de que Barack Obama no es ciudadano estadounidense pero solo entre los supremacistas blancos. O que el papa Francis apoya a Trump en la candidatura, pero solo entre conservadores católicos. La estrategia es alimentar la convicción previa de un colectivo que que retroalimenta compartiendo una noticia que refuerza su prejuicio inicial, pero sin alarmar a aquellos capaces de desmentirla hasta que sea demasiado tarde. Los dos ejemplos son reales. Chen consiguió entrar en contacto con la famosa granja de Trols rusa, cuyas oscuras campañas de desinformación son a menudo vinculadas con el triunfo del Brexit o la presidencia de Donald Trump. Pero hay muchas más, y están diseñadas para hackear nuestros sistemas de participación democrática.

Como contrapunto Daniel Keller, un troleaor troleado cuyo proyecto antropológico está centrado en las subculturas nacidas de la Red. Keller ha investigado el extraordinario y aterrador fenómeno alt-right, un segmento ultraconservador fuertemente agresivo cuyas múltiples ramificaciones incluyen teorías de la conspiración, campañas de suprematismo blanco, negacionismo medioambiental. Pepe La Rana y un despliegue articulado y mayormente destructivo de apoyo a la candidatura de Donald Trump.

Desde la sociología más comprometida, Alice Marwick presentará un trabajo que hizo para la Data & Society en el que se examinan los prejuicios que esconden los algoritmos, y su relación con el laberinto de provocaciones y desinformación que hemos agrupado como 'posverdad'. Supuestamente neutrales, una investigación sistemática revela observaciones de clase y de raza que parasitan y alimentan la polarización política de los medios tradicionales.



4. Ingeniería crítica contra las estructuras invisibles

El académico serbio Vladan Joler lleva años trabajando con su colectivo Share Lab para generar un "atlas tentativo de la arquitectura de la red que hace posible internet". En numerosos proyectos, usan técnicas de análisis forense para visibilizar la topografía de las Redes Sociales; organismos irredentos de espionaje masivo y de “propaganda algorítmica” al servicio de las agencias de las grandes plataformas comerciales online. La forma de ese tráfico revela una macroeconomía de dependencias, objetivos, intervenciones y recursos donde se entrelazan lo público y lo privado, y se pierden los derechos del usuario en un laberinto de procesos y servidores remotos. El They Rule de la era del espionaje masivo y desinformación.

Danja Vasiliev, hacker ruso afincado en Berlín, también lleva años trabajando en la visibilización de lo invisible. Junto con el neozelandés Julian Oliver, invitado en una edición pasada del festival, Vasiliev ha conseguido materializar los paquetes de datos que inundan nuestro espacio vital (Men in Gray) y manipular el contenido de cualquier cabecera de noticias en tiempo real (Newstweek).

En los últimos años ha estado superponiendo las topografías de red a entramados preexistentes de gran visibilidad. En netless, Vasiliev convierte el sistema de transporte público en un vehículo de información libre, abierto, distribuido y f2f (friend-to-friend). Esta semana estará impartiendo un taller de Ingeniería Crítica para montar un servidor funcional, personal y protegido. Los no iniciados aprenderán a usar la consola y escribir Línea de comandos. Se llama "Construye tu propia Nube", dura dos días y requiere un portátil o una RaspberryPi. 

5. Catálogo de No-lugares

Unknown Fields Division, el estudio de nómada de Kate Davies y Liam Young, produce documentales sobre los lugares secretos del progreso, aquellos espacios remotos donde tienen lugar los procesos no digitales que general y alimentan el rápido ciclo de consumo de la era de la información. Lugares como los campos de petróleo de Texaco en las Amazonas Ecuatorianas; los portacontenedores llenos de circuitos que transitan el Mar de China Meridional o los pozos de zafiro de Madagascar. Esta semana están en Barcelona por partida doble: hablando sobre su proyecto en el festival y con una instalación sobre el impacto de la industria textil en Después del fin del mundo, la exposición recién inaugurada en el CCCB.

También en el programa, A Walk in Fukushima, una vídeoinstalación inmersiva del colectivo Don't Follow the Wind que permite adentrarse en la Zona de Exclusión que rodea al complejo nuclear.

The Influencers es una de las cinco organizaciones enredadas en The New Networked Normal, un consorcio dedicado a explorar, vigilar y procesar los aspectos relativos a los derechos civiles, la pertenencia a naiones estado a través del arte, el ensayo y la tecnología. Las otras cuatro son Abandon Normal Devices (UK), Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (ES), transmediale (DE) y STRP (NE).

El actor Anthony Rapp denuncia que Kevin Spacey le acosó sexualmente cuando tenía 14 años

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El actor estadounidense Anthony Rapp ha acusado de acoso sexual al también intérprete y director de cine Kevin Spacey, en un incidente que según ha denunciado tuvo lugar en 1986, cuando el primero tenía 14 años de edad.

La denuncia ha forzado a Spacey a afirmar que no recuerda ese incidente, pero que si tuvo lugar le debía a Rapp "la más sincera disculpa". "Honestamente, no recuerdo el encuentro, hubiera sido hace más de 30 años. Pero si me comporté como él describe le debo la más sincera disculpa por lo que habría sido un comportamiento ebrio profundamente inapropiado", dijo el veterano actor.

Los hechos, relatados por Rapp al portal Buzzfeed News, supuestamente ocurrieron durante una fiesta en el apartamento de Spacey en Nueva York. Ambos se conocieron en un evento relacionado con el éxito de las obras de teatro en las que participaban por entonces.

Rapp, intérprete de la serie "Star Trek: Discovery", acudió a la fiesta solo y era el único adolescente presente en ella, así que cuando se aburrió se metió en una habitación a ver la televisión pasada la medianoche.

Según relata, allí se dio cuenta de que era el único que seguía a esas horas en el evento, momento en el Spacey, de 26 años por aquel entonces, entró en la habitación, se le acercó y se tumbó encima con intención de mantener relaciones sexuales.

"Mi recuerdo era... 'bueno, todos se han ido. Debería volver a casa'", explicó Rapp a la publicación. Sin embargo, Spacey "se interpuso en la puerta mientras se tambaleaba. Mi impresión es que estaba borracho".

"Trataba de seducirme. No sé si hubiera utilizado ese lenguaje. Pero era consciente de que estaba tratando de tener sexo conmigo", aseguró Rapp. Spacey, según el relato del denunciante, le agarró "como cuando el marido agarra a su mujer" en la noche de bodas y se tumbó sobre su cuerpo. Rapp dijo no recordar cuánto tiempo permaneció Spacey en esa posición, pero explicó que tras unos segundos logró zafarse de él.

La reacción de Spacey no se hizo esperar y publicó un comunicado a través de su perfil en Twitter donde aseguraba estar "horrorizado" por la historia.

"Esta historia me ha llevado a abordar otros asuntos sobre mi vida. Ahora elijo vivir como un hombre gay. Quiero afrontar esto de forma honesta y abierta, y eso empieza examinando mi propio comportamiento", indicó.

Rapp señaló que nunca volvió a hablar con Spacey tras el incidente y que el escándalo relacionado con el productor Harvey Weinstein, acusado por decenas de mujeres de acoso y abuso sexual, le animó a dar el paso y tratarlo públicamente.

"Con esto quiero arrojar luz sobre décadas de comportamientos que han continuado porque mucha gente, incluido yo mismo, hemos permanecido en silencio", sostuvo Rapp.

Kevin Spacey reabre la encrucijada: ¿debemos separar al artista de su obra?

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Kevin Spacey se ha sumado a la única lista de celebridades de la que nadie quiere formar parte en Hollywood. Dice que no se acuerda de la noche en la que intentó abordar sexualmente a un muchacho de 14 años en su propia casa, pero tampoco ha sido capaz de negarlo.

También ha reconocido que es gay en lo que parece un intento de usar su sexualidad como cortina de humo y cebo para los carroñeros. Y lo peor es que lo ha conseguido.

Pero las piruetas de su asesor de imagen no servirán para borrar esta mancha en su reputación. ¿O sí? Hoy llueven las críticas sobre Kevin Spacey, igual que hace poco lo hicieron sobre Harvey WeinsteinJames Toback y el fotógrafo Terry Richardson. La siguiente incógnita es si tendrán secuelas a nivel profesional. Es más, ¿las queremos?

Después de la condena pública, llega el examen de conciencia. El lunes, muchos se apresuraron a aclarar que seguir siendo amantes de House of Cards o Medianoche en el jardín del bien y del mal no significa comulgar con lo que hizo Spacey. Otros, en cambio, pidieron abiertamente a Netflix que prescinda del actor a partir de ahora. Unas reacciones que abren por enésima vez el debate sobre la separación entre la vida privada del artista y la calidad de su obra. 

Por un lado, clamamos que los actos de Kevin Spacey tengan represalias, aunque, en el fondo, esperamos que Netflix no cancele la sexta temporada de House of Cards. O que Woody Allen siga cumpliendo con sus estrenos anuales. Una encrucijada eterna en la que solo cambian los protagonistas del cartel: Cassey Affleck, Picasso, Polanski o el rapero R. Kelly han salido indemnes, pero la lista es interminable.

Luis García Tojar piensa que la diferencia entre estos casos y los más actuales radica en las redes sociales. "Los medios y las campañas en redes han generado una especie de panóptico donde todos estamos sobreexpuestos al escrutinio ajeno", dice el sociólogo y Doctor en Ciencias de la Información.

"Situar a la persona antes que la obra tiene consecuencias positivas y negativas: por supuesto la denuncia de delitos es positiva, pero la desaparición de la obra de arte no me lo parece tanto", argumenta el profesor.

Admite que algunos de sus escritores favoritos "no me son simpáticos como personas o incluso me parecen tipos detestables", como es el caso de Vladímir Nabokov o Louis Ferdinand Céline, "pero eso no me impide valorar Lolita o Viaje al fin de la noche como novelas extraordinarias. ¿Acaso es Kevin Spacey hoy peor actor que ayer?".

Pero hay quienes no consiguen dibujar una linea tan clara entre el creador y su obra. "Que alguien sea un artista más o menos bueno o de éxito no le exonera de responsabilidad moral en su conducta privada", defiende Laura Freixas, fundadora de Clásicas y Modernas.

La escritora piensa que, detrás de la idea abstracta de la separación, existe una pregunta que pocos se atreven a formular directamente: "¿El hecho de que alguien sea muy buen director de cine o muy buen artista como Picasso, debería hacernos olvidar, perdonar y borrar su conducta privada, inmoral o poco ética? Mi respuesta es que no", asevera.

Según ella, esto ha sido y continúa siendo un recurso que utilizan las personas privilegiadas para permitirse conductas que no toleraríamos en el resto. "No creo que la calidad artística tenga que dar una patente de corso. Y tampoco veo por qué las personas que van a parar a las manos de estos señores -porque suelen ser señores- deban aceptar su sacrificio en nombre del arte", opina Freixas.

Tojar, sin embargo, cree que en el devenir de los años ha crecido la conciencia de delito y la vigilancia sobre las figuras públicas. Aunque siempre hay excepciones. "Desde los comienzos de la industria, Hollywood gozó de un clima de libertad que incluía, entre otras cosas, cierta permisividad en los comportamientos privados, lo cual generó innumerables polémicas. No por casualidad surge allí la crónica rosa como género periodístico", explica.

"En los años dorados, todo el mundo sabía, por ejemplo, que Errol Flynn era un 'libertino', pero eso no le impedía ser una estrella. O, en tiempos más recientes, ni siquiera una condena penal contra Roman Polanski le ha impedido seguir haciendo películas", compara el profesor. El caso del director polaco subraya la opinión de Freixas acerca de que el tiempo no ha sido suficiente para rendir cuentas con las víctimas ni para endurecer la condena pública.  

La justicia popular

Algo en lo que coinciden tanto el profesor como la ensayista es que la censura no es la solución. "La conciencia del delito ha crecido y las posibilidades de denuncia son mucho mayores. Esto es un fenómeno sociológico interesante y que anuncia cosas positivas, por ejemplo el empoderamiento de las mujeres, pero también otras menos positivas, como cierto tiempo de intolerancia que se nos viene encima", teme Tojar.

Al respecto, Freixas piensa que se debe diferenciar entre la conducta privada del artista y el contenido ético de la obra. A diferencia de lo primero, lo segundo es punible. "Una cosa es la conducta privada del señor Nabokov, que no sé si era o no un pedófilo, y otra la obra Lolita, que personalmente me parece una apología de la pederastia, el maltrato y la violación", ejemplifica.

Distinto es, según ella, que el público condene a título personal la obra del artista como rechazo a los escándalos. "Es más una cuestión de sensibilidad que de leyes", y pone de ejemplo al cantante Bertrand Cantat, que mató a su novia a puñetazos. "Hay gente que no quiere comprar discos o asistir a conciertos del asesino de Marie Trintignant. Yo lo entiendo y lo comparto. No voy a ir jamás al concierto de un asesino", asegura Freixas.

"No pido que se prohíban, pero pienso que si más gente tuviese la misma actitud, esos conciertos no se contratarían. Sería un tema de salud pública", dice proyectando su solución ideal. La de Luis García Tojar es precisamente la contraria. "Lo deseable sería que, con el tiempo, alcanzáramos a valorar por separado la obra y el artista y nos habituásemos a tolerar que ambas no tienen por qué coincidir. ¿Por qué nos empeñamos en que una realidad anule a la otra?", se pregunta.

"Denúnciense todos los delitos y paguen sus responsables las penas que determine la ley. Más aún: que las denuncias combatan también las culturas de opresión, como el machismo. Pero no volvamos a la Inquisición. La distinción entre esfera pública y privada es una conquista de la democracia. No renunciemos a ella", termina el profesor universitario.

Unas palabras que, para la escritora Laura Freixas, suscriben "esa idea de separar al artista de la obra, que aunque se plantea de una forma muy abstracta, en realidad se traduce en una carta blanca, una patente de corso, una absolución moral que me parece injustificada".

El teatro que dirigió Kevin Spacey recibe 20 denuncias de acoso sexual contra él

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Después de habilitar un correo para quejas confidenciales, el teatro londinense Old Vic, del que Kevin Spacey fue director entre 2004 y 2015, ha recibido más de 20 testimonios contra los comportamientos sexuales inadecuados del actor.

Según informan en The Guardian, la propia institución declara que "los afectados se sintieron incapaces de expresar sus preocupaciones" a pesar de que tenían las herramientas adecuadas para denunciarlas. El centro se disculpa por algo "claramente inaceptable" y por "no crear un ambiente o cultura donde la gente se sintiera capaz de hablar libremente".

Nick Clarry, el presidente del Old Vic, también lamenta la situación: "Pido perdón a todas esas personas que se sintieron incapaces de hablar en ese momento". Además, añade que a partir de ahora intentarán cambiar la situación para fomentar "un entorno seguro y de apoyo" como forma para evitar "los prejuicios, el hostigamiento o la intimidación de cualquier tipo".

A pesar de que todos los testimonios reflejan el acoso de Spacey antes de 2009, etapa en la que estaba al mando de la institución, no se registró ninguna queja durante su mandato. "No se hicieron reclamos legales, agravios formales, disputas formales", dice el teatro.

También se pronunció al respecto Matthew Warchus, actual director artístico de la institución. "Tengo una gran empatía con aquellos que fueron heridos de alguna manera por mi predecesor", menciona. Además, cree que "todos tienen derecho a trabajar en un ambiente libre de acoso e intimidación".

Por otro lado, Warchus niega que el comportamiento de Spacey fuera un secreto a voces en el Old Vic. "Es incorrecto, injusto e irresponsable decir que todos lo sabían", sostiene el director, quien añade que estas alegaciones han sido "una sorpresa inquietante" para muchos.

El primer actor en denunciar la actitud de Spacey en el Old Vic fue Roberto Cavazos, que a través de su página personal en Facebook confesó que tanto él como otros compañeros fueron víctimas de Spacey. "Aquellos que le conocimos en Londres cuando era director sabrán que habrá muchos más que se atrevan a contar sus historias", afirmó el intérprete mexicano.

Mientras, Kevin Spacey continúa voluntariamente internado la clínica de rehabilitación The Meadows donde junto a otras estrellas de Hollywood, como Harvey Weinsten, recibe tratamiento contra la adicción al sexo.


Todos los escándalos de acoso sexual destapados tras el caso Weinstein

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Harvey Weinstein

El diario The New York Times destapó a principios de octubre el largo historial de delitos sexuales de Harvey Weinstein, el productor de El Señor de los Anillos o Pulp Fiction, entre muchas otras películas. Casi todo Hollywood sabía de la conducta sexual del magnate y a la primera acusación le siguieron muchas otras de las actrices Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Emma Thompson, Romola Garai, Rose McGowan, entre otras. En definitiva, una larga lista de intérpretes que decidieron unir fuerzas para destapar al corrompido empresario.

La Academia de Hollywood terminó expulsándolo. Después se supo que un "ejército de espías" lo ayudó a extender su red de influencia. Los temores de Woody Allen, quien dijo que comenzaba una "caza de brujas" con el caso Weinstein, se habían confirmado. Fueron muchos los que opinaron, tanto a su favor como en su contra; y algunos como el director Quentin Tarantino reconocieron que tendrían que haber hecho algo en su momento.

Roy Price

El director de Amazon Studios, Roy Price, fue acusado pocos días después de conocerse el caso Weinstein por la productora Isa Dick Hackett, quien desveló que le había denunciado tras un incidente ocurrido en 2015. Sin embargo, el directivo acosaba a la mujer repetidamente en numerosas situaciones, diciéndole cosas como "te va a encantar mi polla" o "sexo anal".

Presuntamente, Price le hizo numerosas proposiciones sexuales a la productora mientras viajaban en un taxi después de una jornada de promoción en la Comic-con de San Diego. Ella siempre rechazó cualquier tipo de contacto con él. Después de lo sucedido, Dick informó a Amazon, que no les dejó coincidir más veces en eventos. Price ha optado por dimitir de la empresa.

James Toback

El caso Weinstein espoleó a víctimas y medios para denunciar casos similares de acoso en Hollywood. El periódico Los Angeles Times publicaba que el director de cine James Toback abordó y se insinuó a unas 40 mujeres en los años 80. Él lo ha negado todo y dice, si ocurrió, "fue durante cinco minutos y no lo recuerdo".

Los encuentros se remontan a la década de los 80, y en muchos de ellos, Toback intenta masturbarse delante de sus víctimas, les toca sin su consentimiento o les presiona para desnudarse, abusando de su poder.

Terry Richardson

El que muchos medios ya han apodado como "el Harvey Weinstein" de la moda, fue recientemente despedido de Condé Nast Traveler, el grupo editorial que publica las revistas GQ, Vogue, Glamour, Vanity Fair y Wired, entre otras. Richardson acumula varias denuncias por explotar sexualmente a sus modelos, algo que él ha negado siempre.

La española Minerva Portillo ha sido la última modelo en denunciar los abusos que el fotógrafo cometió sobre ella en el año 2004, cuando tenía 20 años.

Kevin Spacey

A finales de octubre le tocó dar la cara a Kevin Spacey tras las acusaciones de Anthony Trapp. El actor dijo que Spacey le había acosado sexualmente en su casa al término de una fiesta, mientras este estaba borracho. Por aquel entonces, el protagonista de American Beauty tenía 26 años y Trapp, 14. “Si me comporté como él describe le debo mi más sincera disculpa”, ha dicho Spacey a modo de justificación.

No es la única acusación que pesa sobre Spacey. Un hijo del actor Richard Dreyfuss también asegura que el actor le manoseó cuando tenía 18 años, así como una expresentadora estadounidense dijo que su hijo, también de 18 años, había sufrido un episodio similar en un bar hace tiempo. A ello se suman varias denuncias de los trabajadores de House of cards, la serie que protagonizaba Spacey y de la que ha sido despedido. Además, el director Ridley Scott ha borrado, a un mes del estreno, todas las escenas de su última película en las que aparecía el de Nueva Jersey.

La polémica con el actor también se expande más allá del mundo audiovisual. El teatro londinense Old Vic, que dirigió Spacey entre 2004 y 2015, habilitó un correo para quejas confidenciales. El primero en denunciarlo fue el actor Roberto Cavazos, quien confesó que tanto él como otros compañeros fueron víctimas de acoso. Pero no fue el único. La propia institución registró 20 testimonios contra los comportamientos sexuales inadecuados del intérprete producidos cuando este era director del centro. >

Dustin Hoffman

El actor fue acusado, a principios de noviembre, de haber acosado sexualmente a una becaria de 17 años en 1985. La denuncia la publicó la propia mujer en el Hollywood Reporter, y en ella detalla cómo el actor, que ahora tiene 80 años, la manoseó en el rodaje de Muerte de un viajante y habló con ella de temas sexuales. "Fue un depredador, yo era una niña y eso fue acoso sexual", dice la hoy escritora Anna Graham Hunter.

Hoffman negó la versión de Hunter a través de un comunicado, donde explica que tiene "el mayor de los respetos por las mujeres" y asegura sentirse "horrible por que cualquier cosa que haya podido hacer la haya puesto en una situación incómoda. Lo lamento. No refleja quien soy".

Brett Ratner

También a principios de noviembre el productor Brett Ratner, vinculado a la saga de Wonder Woman, fue señalado por seis mujeres, que le acusan de haber tenido comportamientos inapropiados con ellas e incluso de haberlas violado. 

La actriz Natasha Henstridge le acusa de haberle obligado a practicarle sexo oral. Olivia Munn dice que en una ocasión, Ratner se masturbó delante de ella, aunque en el 2011 ella señaló que se había acostado con él varias veces. Luego lo desmintió. El productor intentó acostarse, además, con Katharine Towne y Eri Sasaki cuando apenas tenían 20 años.

Ed Westwick

La actriz Kristina Cohen asegura que Ed Westwick, de la serie Gossip Girl, la violó en una fiesta en casa de él hace tres años. "Le pedí que parara pero él era más fuerte", dice la actriz, que cuenta que decidió no denunciar porque estaba pasando una mala época familiar, ya que su madre se moría de cáncer.

Por su parte, Westwick contestó poco tiempo después a través de Twitter negando la versión de Cohen: "No conozco a esta mujer. Nunca me he forzado a mi de ninguna manera, ni a ninguna mujer. De veras que nunca he cometido una violación".

Louis C.K.

The New York Times publicó hace escasos días, apoyándose en los testimonios de varias víctimas, que el cómico y guionista Louis C.K. había tenido una "conducta sexual indebida" con, al menos, cinco mujeres. Varias veces se masturbó en presencia de ellas, a distancia (en medio de una conversación telefónica) o les pidió que le miraran mientras lo hacía.

Louis C.K. ha pedido perdón por ello. Dice que, en la época en la que lo hacía "pensaba que era correcto". También asegura que ejerció "un poder de forma irresponsable" sobre las chicas y que está "arrepentido" de sus acciones.

Jeffrey Tambor

Se trata de el protagonista de la Transparent. La semana pasada, la exasistente de Tambor aseguraba haber estado sometida a los manoseos y los comentarios lascivos del actor, que incluso la llegó a amenazar. Él rechazó tajantemente esa versión y declaró estar "afligido y consternado por las acusaciones". La acusación de presunto abuso sexual salpicó a Amazon Studios solo tres semanas después de que su director, Roy Price, tuviera que dimitir por un caso similar. 

Matthew Weiner

A la lista habría que sumar al creador del universo misógino y machista reflejado en la serie Mad MenMatthew Weiner también fue acusado por la guionista Kate Gordon, quien explicaba que durante una noche de trabajo, Weiner le pidió que se desnudara. Ella rechazó hacerlo y su contrato no fue renovado en 2010, un año después de que ocurriera el episodio. Weiner, mientras tanto, dice que "no recuerda haber hecho ese comentario ni es el tipo de frase que diría a un compañero de trabajo".

Steven Seagal

Una de las últimas famosas en denunciar un presunto abuso sexual ha sido Portia de Rossi. La actriz dijo en Twitter que en la última audición para conseguir un papel en una película de Seagal, este la sentó en una silla "mientras se desabrochaba los pantalones de cuero". De Rossi salió corriendo y, tras hablar con su representante, este le dijo: "bueno, es que no sabía si era tu tipo". Otra actriz, Julianna Margulies, protagonista de la serie The good wife, también relató una experiencia similar hace varios días en un programa radiofónico estadounidense.

Andrew Kreisberg

El productor de las series de DC Comics para el canal The CW, Andrew Kreisberg, fue expulsado de Warner Bros hace pocos días al ser acusado por varias compañeras de trabajo de haber mantenido una conducta sexual inapropiada, de acoso sexual y de contactos físicos indeseados.

En total, 15 mujeres y 4 hombres aseguran que el productor de series como Arrow, The Flash, Supergirl y Legends of tomorrow hacía que las mujeres se sintieran "evaluadas por su físico" al hacer constantes comentarios sobre la apariencia de los demás, su ropa o si eran o no atractivos. 

Kreisberg, por su parte, se ha defendido diciendo que "he hecho comentarios respecto a la apariencia de mujeres y su ropa desde mi posición como productor ejecutivo, pero no estaban sexualizados. Como mucha gente, he dado a alguien un abrazo sin intención sexual, o un beso en la mejilla".

Mark Schwahn

El creador de la serie One tree hill ha sido acusado por varios miembros de su equipo de acoso sexual. Algunas actrices y parte del equipo técnico y artístico de la ficción han mostrado su apoyo a Audrey Wauchope, que fue la primera en denunciar los abusos de Schwahn y a la que este martes se le han unido 18 mujeres, todas ellas extrabajadoras del guionista de la serie.

Wauchope denunció de forma anónima a Schwahn el pasado sábado. Según ella, el cineasta mostró en una ocasión fotos de una actriz desnuda sin su consentimiento y con la cual estaba manteniendo relaciones sexuales. La actriz explica también que, a través de otra compañera guionista, Schwahn intentó convencerla para que se casara con él.

Jeremy Piven

El actor encargado de interpretar a Ari Gold en El séquito, producida por HBO, también fue señalado por acoso sexual. La encargada de denunciarlo ha sido Ariane Bellamar, conocida por participar en el programa televisivo Beverly Hills Nannies. Según la modelo, Jeremy Piven se sobrepasó con ella en dos ocasiones: durante el rodaje de la serie y en un evento en la Mansión Playboy. "¿Te acuerdas de cuando me agarraste los pechos sin mi consentimiento?", publicó en su cuenta personal de Twitter.

¡Alohomora! Una visita a la exposición de Harry Potter, en 360º

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Ha abierto sus puertas en cuatro continentes y doce ciudades distintas, entre las que se encuentran Nueva York, Tokio, Sidney y París. Por las instalaciones han paseado más de cuatro millones de personas, las mismas que se negaron a abandonar el universo mágico hace seis años con la última entrega de la saga.

Harry Potter: The Exhibition llega por primera vez a nuestro país con Madrid como ciudad embajadora, donde el Ayuntamiento lleva meses pujando para convertirla en uno de los principales atractivos durante las navidades. Un periodo, como adelantaron este jueves los responsables del tour y de IFEMA, el recinto que acoge la exposición, que se prorrogará finalmente hasta el 2 de abril a la vista de esta enorme acogida.

El precio de la entrada general oscila entre los 14 y los 17 euros por persona y se mantendrá así hasta agotar el aforo, como ocurrió a finales de septiembre, cuando 150.000 personas se hicieron con su pase en un tiempo récord.

Pero, ¿qué ofrece esta exposición? Para muchos, la opción económica de adentrarse en el backstage de las películas basadas en el fenómeno de J.K Rowling sin tener que viajar hasta los estudios de Londres. Harry Potter es el universo fantástico más rentable de la historia y la popularidad ciega de esta exposición así lo demuestra. Sin embargo, los que busquen una versión low cost del set de rodaje británico se llevarán una decepción: esta muestra tiene más de bonito relicario que de experiencia sensorial.

Formada por siete escenarios y dos antesalas, la Harry Potter Exhibition nos traslada por el Bosque Prohibido, la cabaña de Hagrid, la sala común de Griffindor, el gran comedor, el campo de Quiddich, las aulas de todos los profesores y una fantástica zona dedicada a las fuerzas oscuras. En todas ellas abundan las reliquias y las pequeñas piezas, desde vestuario hasta plumas, libros, tazas y elementos míticos como la Copa de los Tres Magos, el Sombrero Seleccionador, el ponche del baile de navidad de la cuarta película o el huevo de oro de Harry. 

Por último, para crear una sensación interactiva, los organizadores han dispuesto tres elementos que podemos tocar para las fotos: una red con pelotas Quaffles y aros para encajarlas, un macetero de mandrágoras chillonas y un sillón a gran escala en la salita de estar de Hagrid. Todo ello hace de la experiencia una especie de micromundo mágico, apoyado en la constante (y fabulosa) banda sonora de John Williams, los vídeos y las voces que nos acompañan por el recorrido. 

En definitiva, cualquier seguidor de Harry Potter sentirá un latigazo de emoción cuando escuche el pitido del expreso a Hogwarts o cuando el sombrero se pose sobre su cabeza y le asigne una de las cuatro casas. Un sentimiento que responde como ningún otro a la estrategia de marketing de la exposición: la nostalgia. Te invitamos ahora a dar un breve paseo en 360º, pero la decisión de ir al andén 9¾  y embarcarte en la Harry Potter Exhibition es toda tuya. Adelante, solo agita la varita y di: ¡Alohomora!

Sala común de Griffindor

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Aulas de Hogwarts

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Clase de Defensa contra las artes oscuras

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El prisionero de Azkaban

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Tumba de Tom Riddle Sr.

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Campo de entrenamiento de Quidditch

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La batalla de Hogwarts

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Ocho postales desde el fin del mundo

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El futuro nos espera a todos pero no nos recibe a todos igual. Después del fin del mundo, la exposición comisariada por Jose Luis de Vicente y recién inaugurada en el CCCB, es un informe sobre el estado del clima, desde aquellos lugares a los que ha llegado antes que aquí, pero también desde algunos futuros probables. Una “exposición apocalíptica, porque es cierto que se está acabando el mundo", decía Vicenç Villatoro, director del CCCB. Pero no pesimista porque empieza otro "que depende de las decisiones que tomemos hoy”.

La muestra empieza con una cita cortante de McKenzie Wark: Esta civilización se ha acabado. Y todo el mundo lo sabe". Pero no desde el pesimismo sino todo lo contrario. La introducción es una meditación posthumanista del formidable escritor Kim Stanley Robinson sobre nuestro papel no esencial en el mundo. "El 50% del ADN de tu cuerpo no es ADN humano", nos dice. Y, como único heredero de Lovecraft: "La vida quiere vivir". 

Entre una y otra hay unas salas de decompresión o de espera, conducidas por el ensayista Timothy Morton, padre de la Ecología Oscura y primer "Ministro del Tiempo" de este viaje por las realidades del mañana que estamos produciendo hoy. La primera sala es del ex consultor estadounidense Benjamin Grant, un conjunto de espectaculares fotografías satélite que muestran el impacto que ha tenido la mano del hombre sobre su superficie.

Son todos bellísimos, aunque la gran mayoría hablan de devastación. El proyecto está inspirado en el Efecto Perspectiva, un concepto popularizado por el divulgador Frank White en 1987 para describir el cambio de perspectiva que se produce en los astronautas cuando ven la tierra desde el espacio por primera vez. La tierra ya no es un conjunto de estados, de lenguas o estadísticas sino un objeto precioso y frágil suspendido en la vastedad del espacio.

En 2013, Benjamin Grant rescataba este concepto para su proyecto Daily overview, donde publica cada día uno de esos retratos. En su selección para esta muestra, Grant los ha dividido en cinco grandes temas: comida, energía (las minas), deshechos, transporte y urbanismo. Como es natural, España protagoniza varios momentos estelares, desde la malla del Eixample barcelonés a la planta de energía termosolar Gemasolar en Sevilla.

Le sigue Unknown Fields Division con una instalación difícil. Empezando por el espacio mismo, que consiste en una pasarela sobre el agua con varias pantallas alrededor y una tela suspendida. La tela es hilo de oro, hecha a mano por el último artesano de hilo de oro de Bangladesh. Los hilos fueron fabricados con el acero fundido de los contenedores descartados de la playas de Chittagong.

El patrón de la tela es el sonido codificado de los telares en las lúgubres fábricas que producen prendas baratas para las grandes cadenas de moda. El agua es roja como los ríos donde las fábricas derraman los tintes. Los vídeos son los distintos capítulos de un documental en el que recorren los distintos estadios de su fabricación, retratos de la industria tóxica que envenena, esclaviza a Bangladesh, el segundo exportador textil del mundo. De título: Destejido. Muchas capas, mucha tela. 

Después de una sala en los que algunos identificarán la serie favorita del Ministro del Tiempo y de Jose Luis de Vicente, comisario de la exposición, nos adentramos en otra instalación compleja, pero extraordinaria, en la que Charles Lim, antiguo regatista olímpico de Singapur, explora la extraordinaria contradicción de su país natal. Se llama Sea State y es la obra menos emocional y más fascinante de las ocho.

Sea State: una isla contra el mar

Singapur es el más pequeño de los países del sureste asiático pero se ha convertido en uno de los centros financieros del mundo. Hace más de 50 años que Singapur decidió conquistar el mar. Su método ha sido llenar la playa de arena. Empezó sacando arena de sus propias islas, a las que desprecia. Cuando quedaron planas continuó por Malasia e Indonesia. Cuando esos países prohibieron la venta de arena, siguieron por Birmania y otros países limítrofes. Hoy Singapur paga cuatro veces mas que nadie, es el principal importador de arena del mundo, comprando el 13% de arena del mercado mundial. 

Lo que ocurre es que las actividades que lo han hecho rico son las mismas que suben cada año el nivel del mar. Así que Singapur tiene en sus manos un proyecto Sísifo: lo que le roba por el día retrocede por la noche. La instalación de Lim es el conjunto de documentos de una larga investigación. Desde la Ley de costas en la que se establece cómo el agua se transforma en tierra, hasta películas con el avance de las máquinas contra el agua irredenta o mapas con el sistema de malla que usan los barcos para saber dónde soltar su precioso material.

Por no hablar de los habitantes de esa tierra ganada a paladas. "Tenemos a los singapurenses ricos que viven en el centro y a los subsingapurenses que habitan los bordes crecientes -explica el artista- una clase obrera hecha de inmigrantes superprotuctivos que cambian las fronteras de un país al que no pertenecen".  En una última vuelta de tuerca, a menudo pertenecen a aquellos países donde se ha comprado la arena que vuelcan sobre el eterno azul. 

Rimini Protokoll es el nombre colectivo de los alemanes Helgard Haug, Stefan Kaegi y Daniel Wetzel, y una de las grandes estrellas del nuevo teatro europeo. Llevan 20 años haciendo algo que llaman teatro documental, un híbrido de documental, ficción especulativa y terapia socio-grupal donde se recrean dramas burocráticos como el Congreso del Clima, con la audiencia como delegados de las naciones, se exploran los tentáculos del poder del estado o las vidas remotas como la de un camionero ruso cuya vida esencialmente nómada transcurre en lo alto de una cabina motorizada.

En este caso, su instalación involucra al espectador en una constelación familiar donde las especies que están perdiendo la batalla contra el calentamiento global se encuentran con las ganadoras y se despiden de ellas con deportividad. La ausencia de espoilers es clave para la experiencia, que sus responsables describen como "una cita a ciegas" de muchas capas. Esta es, probablemente, la pieza que mejor encarna el espíritu del comisariado y por eso ocupa el centro de la muestra.

Les sucede la cocina del estudio británico Superflux, tres arqueólogos del futuro que vuelven con objetos de sus viajes. Sus simulaciones están siempre basadas en la consecuencia directa y predecible del rumbo de la sociedad occidental. En sus propias palabras, "traduciendo la incertidumbre del futuro en las decisiones de hoy". En Drone Aviary, un encargo para la ciudad de Londres, exploran una sociedad donde los drones han ocupado el espacio cívico, regulando conductas y actividades callejeras basandose en software de reconocimiento facial. En un proyecto energético para los Emiratos producen un pestilente difusor con aire de 2030.

En el CCCB han presentado un piso londinense de 2050, "cuando nuestro hijo tenga nuestra edad". ¿Cómo vivirá el joven heredero Superflux cuando la escasez de recursos naturales haya derivado en un estadio de inseguridad alimentaria? Aparentemente, será horticultor. Pero no en un bucólico jardín campestre ni en un tejado con tomateras y macetas de cemento, sino de huerta interior urbana llena de lámparas ultravioletas y niebla donde los métodos tradicionales para producir alimentos han sido sustituídos por "ordenadores alimenticios que convierten los desperdicios de hoy en la comida de mañana". El menú se reduce a unos pocos alimentos, capaces de sobrevivir en esas condiciones. Las paredes presentan recetas con la clase de proteína animal que abunda en los centros urbanos: paté de insecto, paloma asada y creole de zorro. Bon Appetit!

Tras una propuesta esotérica y un poco incomprensible de carácter atmosférico titulada Aeroceno, de Tomás Saraceno, cierra la muestra la clínica de salud medioambiental de Natalie Jeremijenko. El proyecto está basado en la idea de que la ciudad es un individuo cuyos males pueden ser tratados y prevenidos de la misma manera sistemática que tratamos a sus habitantes: polución y ruido en lugar de alergia y psicosis; en lugar de gripe, contaminación. La idea del ambulatorio lleva evolucionando más de una década, pero que tendrá su primera implementación en Barcelona. Dentro de una semana, y si el 155 no lo impide, Poble Nou tendrá un espacio experimental de recetas para curar a la ciudad. "En lugar de seguir el principio ilustrado de que la acción conduce al conocimiento, lo vamos a hacer al revés -explica la artista. -Es el calentamiento global el que conduce a la acción y la acción al conocimiento". 

Después del fin del mundo seguirá abierta en el CCCB de Barcelona hasta el 29 de abril próximo.

Vivian Maier, la niñera que hizo las mejores fotos de Nueva York

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Decía Virginia Woolf que el crepitar de la olla en la lumbre o el llanto desesperado de un bebé son distracciones domésticas que impiden que una mujer desarrolle su talento. Por eso exigía un cuarto propio dentro del hogar. También fue lo primero que pidió Vivian Maier en la casa donde trabajó como niñera durante más de dos décadas. Detrás de esas cuatro paredes se podía haber gestado una figura tan importante como Diane Arbus o Garry Winogrand, pero Vivian decidió esconder los negativos de sus fotografías en montones de archivadores amarillos.

Y así se mantuvieron hasta 2007, cuando John Maloof descubrió toda su obra confinada entre recortes de periódicos y demás detritus de una subasta de poca monta. Este maniático de los muladares encontró un filón entre los coleccionistas de Internet y revendió los archivos con demasiada ligereza. Un descuido que llamó la atención de grandes galerías y de los críticos de fotografía del New York Times. Los expertos reconocieron que Vivian Maier era la mejor cronista del Chicago de mitad de siglo, tanto de los suburbios como de los distritos opulentos. Pero necesitaban algo más que su firma al pie de unas cuantas fotos para construir el mito.

Dos años después, un obituario local haría saltar la liebre y pondría un paradójico fin a su ostracismo mediático. Maloof tiró del hilo de la esquela, contactó con las familias que convivieron con ella y llevó su vida a la pantalla en Descubriendo a Vivian Maier. Lo curioso del documental es que ninguno de sus patrones conocía el talento que dormía bajo su techo y preparaba el desayuno de sus hijos. "Era solo una niñera, ¡por el amor de dios!", se repiten confusos. La propia Maier murió sola e indigente en 2009, sin sospechar que el valor de su obra se pagaría hoy con una larga hilera de ceros. 

La recuperación de su legado ha servido también para alimentar varias teorías sobre su contradictoria personalidad. En el documental de John Maloof, los niños -ya crecidos- admiten que su frialdad podía rozar la indiferencia e incluso la crueldad. "Pero siempre será nuestra nanny". Aunque no conocían su pasión secreta, recuerdan que Maier daba largos paseos por los arrabales de Chicago con su cámara Rolleiflex colgando del cuello. La niñera capturaba momentos fugaces con su lente doble y los convertía en pura vida en blanco y negro.

Lágrimas brotando de una cara sucia y regordeta, bellas mujeres entrando en limusinas, tenderos montando los escaparates de la ciudad, borrachos tirados en las aceras, taquillas de cine o callejones sin salida. Nuestra amateur observaba cada detalle con elegancia y disparaba su dedo a la velocidad del viejo Oeste. 

Salvo estas hiperrealistas instantáneas, el resto de su existencia es un pozo negro de dudas. Nunca daba su verdadero nombre en los comercios de Nueva York ni de Chicago, y le gustaba fingir un acento francés -heredado de su madre- aunque era más neoyorquina que los Roosevelt. También recuerdan que su estilo era tan invariable como la cámara que siempre le caía a la altura de las caderas. "Vestía como los trabajadores de una fábrica soviética de los años cincuenta", dicen en el documental sobre sus anchas gabardinas, camisas de hombre y un sombrero de ala caída.

El castigo de la niñera

Algunos piensan que esa estética masculina era una forma de protestar en silencio contra una sociedad sexista que menospreciaba su profesión. El cuidado doméstico siempre estuvo ligado a ciertas mujeres de clase media que se condenaban sin remedio a una vida monástica. En el mejor de los casos se convertían en parte de la familia; en el peor, eran sustituidas. "Maier representa la quintaesencia de una figura de la ficción victoriana, la nanny, la gobernanta; es decir, una outsider a la que se le permite desarrollar un solo don: la capacidad de observación", escribía un crítico. Y por eso, tanto la fotógrafa como la niñera representan esa dicotomía -entre la invisibilidad y omnipresencia- que nos convierte en voyeurs de sus espontáneos modelos.

La mayoría de los entrevistados lamentan que Vivian Maier no abandonase la mediocridad para convertirse en una fotógrafa de éxito. El director asegura, sin embargo, que esta vida reservada le permitía estar con la gente pero no formar parte de ella. Y eso le encantaba. Llenaba sus armarios de cintas magnetofónicas, películas en Super 8, tubos llenos de dientes de leche y recortes de periódicos con los crímenes más sangrientos. Sus antiguos jefes cuentan que estaba obsesionada con la prensa amarilla. En una de sus películas, Maier se trasladó en persona a la escena del asesinato de una madre y su hijo y recorrió los rastros de sangre de esta familia destrozada. 

Aunque los niños reconocen que tenía sus momentos de travesura y generosidad, había en ella un halo de oscura depresión. "Tenemos que dejar sitio a los demás. Esto es una rueda en la que te subes y llegas al final. Alguien más tendrá tu misma oportunidad y ocupará tu lugar. Nada nuevo bajo el sol", grabó en una de sus cintas.

Sus imágenes también revelan una fascinación por el deterioro de las ciudades y los estragos de la pobreza. Maloof cuenta en la película que Maier tenía un marcado carácter socialista y feminista. Un rasgo que pronto utilizaron las malas lenguas para especular sobre su presunta homosexualidad. Exponen que su pasión era, en realidad, producto del amor que le profesaba a la pionera de la fotografía Jeanne J. Bertrand, con la que su madre vivió después de que su marido las abandonase. 

Los retratos rotos

Igualmente, se ha conspirado mucho con la frontalidad rota de sus autorretratos. Siempre se interponen espejos poliédricos, fragmentos de vidrio, sombras en el suelo o perspectivas imposibles de sí misma. El objetivo de la cámara sería un escudo muy conveniente para quien "solo se llevaba bien con los niños". Tanto es así, que agotó sus días en un apartamento que le pagaron tres de ellos por caridad, cuando ya no le quedaba ni un centavo para malvivir. El triste final de una Mary Poppins llena de secretos escondidos con recelo entre sus negativos y carpetas amarillas. Porque cada vez que alguien compra un Vivian Maier se hace con un pedazo de su vida, no de su trabajo.

Su fantástico legado ha viajado por las mejores salas del mundo y ahora podemos volver a disfrutarlo en la Fundación Canal de Madrid, desde el 9 de junio hasta el 16 de agosto. 

Krazy Kat, las aventuras del/la gato/a que influyó a Walt Disney

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Hay exposiciones cuyo contenido es magnífico y, sin embargo, no son exposiciones logradas. Esto le sucede a la recién inaugurada en el Reina Sofia de Madrid sobre el gran historietista norteamericano George Herriman (1880-1944). El fallo que devalúa esta muestra, como ocurre en la que aún permanece sobre la Nueva Cultura Eslovena, tiene que ver con una palabra: contexto.

La exposición de Herriman entra en un lugar como el Reina Sofía por su alta consideración entre las artes visuales como versión de alta cultura. El problema es que no se muestran antecedentes y coetáneos como Winsor McCay (Little Nemo in Slumberland, 1905-1926) O Bud Fisher (Mutt an Jeff, 1907) en la llamada Edad de Platino del cómic, que abarcaría casi medio siglo, desde los 1880 hasta la Segunda Guerra Mundial.

Por el otro extremo, tampoco se visualiza su influencia en la historia de los cómics y sobre otras artes. Si se tiene en cuenta que Herriman es un lugar común en la cultura general estadounidense pero que en España apenas es conocido, lo de la contextualización no parece un detalle menor, sino algo que daría pleno sentido a la exposición.

Algunos textos del catálogo parecen escritos con cierto apresuramiento e incluyen afirmaciones como que "Krazy Kat, la tira cómica que creó George Herriman entre 1913 y 1944, nunca cosechó un gran éxito comercial". La realidad es que hasta los años 30 Krazy Kat fue muy popular, aunque dicha fama iría decayendo. Fueron nada menos que 31 años de publicación y lógicamente en los últimos tiempos fue superado por nuevas tiras y artistas. Eso no quiere decir que "nunca" tuviera éxito.

Estos textos se salvan gracias al artista Francesc Ruiz, quien lleva utilizando en su trabajo el cómic o los tebeos, como mejor parezca, de forma absolutamente decidida. También por Chris Ware, una de las estrellas del cómic actual, fanático absoluto de Herriman y que pone en primer plano las cuestiones étnicas y de género que contiene la tira. A pesar de esto, la exposición de Herriman, llamada Krazy Kat is Krazy Kat is Krazy Kat (disponible hasta el 26 de febrero) es estupenda, aunque tal vez demasiado centrada en el gato/a enamorado/a por los ladrillos que le lanza una y otra vez el ratón Ignatz.

Gilbert Seldes y la democratización de la cultura

Eso sí, la ausencia de datos no se soluciona con la continua y casi única referencia a The Seven Lively Arts (1924), el libro clásico de Gilbert Seldes. El autor fue uno de los primeros críticos en proclamar la plena validez de nuevas artes populares como el cómic, el cine, el jazz o las variedades. Además, creía en la democratización de la cultura que traía la industrialización, pero también asistió a su transformación en cultura de masas. En la edición de 1957 de The Seven Lively Arts, Seldes advertía de que "hemos sido engullidos por una mediocridad producida en masa".

Este primer reconocimiento crítico (Seldes ya había escrito sobre Herriman unos años antes) sería luego acompañado por obras como el Classic Comics And Their Creators (1942) de Martin Sheridan, por la investigación histórica de David Kunzle en The Early Comic Strip: Narrative Strips and Picture Stories in the European Broadsheet from c. 1450 to 1825 (1973) y más tarde el fundamental Theory of Comics & Sequential Art (1985 y 1990).

En esta última, Will Eisner, creador de Spirit, analizaba en tono didáctico la estructura de la historietas, desde los egipcios hasta los ordenadores, realizando una obra aplicable a casi cualquier arte secuencial, sea cine, drama, infografía o juegos digitales. 

Más tarde aún aparecería el Undestanding Comics (1993) de Scott McCloud. En Europa los referentes suelen ser Roland Barthes y Umberto Eco. Mientras, en España destaca el trabajo pionero y competente de Román Gubern en El lenguaje de los cómics (1972) y, un poco más tarde, el de Javier Coma en Los cómics: un arte del siglo XX (1978). La afirmación del catálogo sobre que el interés en los cómics solo revivió en los años 80 no puede ser tomada en serio.

El nacimiento de las viñetas en la prensa

Estas referencias vienen a cuento porque en todas ellas aparece Herriman como uno de los primeros ejemplos del cómic en prensa periódica tal y como aún lo entendemos. Herriman nació en Nueva Orleans, hijo de una familia mulata.

La cuestión es que, aunque inscrito en su partida de nacimiento como coloured, Herriman pasó toda su vida dando a entender que era blanco. Esto pudo suceder porque su familia se trasladó a la expansiva Los Ángeles cuando George tenía apenas diez años y, como su único rasgo distintivo era un cabello muy rizado que solía tapar con una gorra o sombrero, pudo dar el pego hasta su muerte simplemente por facilitarse las cosas.

Herriman comenzó pronto a trabajar en la industria editorial en el departamento de grabado del Los Ángeles Herald. No obstante, con veinte años dio el salto a Nueva York, donde tras unos meses de supervivencia precaria consiguió publicar en el periódico Judge en Octubre de 1901 y casi de forma inmediata un contrato de colaboración con la cadena Pulitzer.

Sus trabajos de entonces ya eran a menudo historietas secuenciales y en una de ellas, tan temprana como el Lariat Pete de 1902, aparece por primera vez un gato/a negro/a que en unos cuantos años se convertiría en las tiras cómicas de Krazy Kat. Lariat Pete era un vaquero y esta es buena excusa para mencionar la fascinación de Herriman con los paisajes de Arizona o Utah, que tendrían un gran protagonismo en Krazy Kat.

Su primer éxito reseñable y serializado sería Major Ozone's Fresh Air Crusade (1904, una tira proto-ecologista que no figura en la exposición). Posteriormente pasó al New York Daily News, donde trabajó en diferentes secciones pero de forma muy notable en la de deportes en la que ilustró al legendario boxeador y primer campeón mundial de raza negra Jack Johnson.

Con todo, su primer toque de verdadera originalidad, ya con el imperio de Randolph Hearst, llegó con The Family Upstairs (1910-1913). Se trata de una tira en que la familia de marras no aparecía nunca a pesar de hacerle la vida imposible sus vecinos de abajo, los Dingbat. Además, solía complementarse con una más pequeña por debajo con las primera aventuras de Krazy Kat e Ignatz, las cuales fueron ganando espacio hasta independizarse en 1913.

La tira es genial. Se trata de una especie de triángulo amoroso entre Krazy Kat,enamorada/o del ratón Ignatz, que suele lanzarle ladrillos para rechazarle con el resultado de enamorarle aún más. Luego está el perro policía Offissa Bull Pupp, vagamente enamorado de Kat y una pata puritana siempre dispuesta a denunciar los desmanes de Ignatz y Kat. El lenguaje utilizado es muy interesante porque mezcla lo popular con lo cultivado, a veces aparecen otros idiomas y muchas veces están escritos fonéticamente.

La huella de Kat e Ignatz en el arte

Los paisajes son los ya mencionados del Far West, esos espacios casi vacíos que conocemos por las películas y guardan una relación con los de surrealistas como Dalí, Tanguy o el mismo Miró. En estos aparecen de vez en cuando construcciones propias de los indios navajos, pero curiosamente jamás aparece un nativo americano.

Las peripecias de Kat e Ignatz beben directamente del nonsense victoriano que a través de Alicia a través del espejo (1871) influyó de forma decisiva en el ya mencionado surrealismo o en el Finnegan’s Wake (1939) de James Joyce. A veces esto resulta tan extremo que en la última viñeta cabe preguntarse: ¿y qué? Pero funciona.

Como destacan en su texto, aspectos como Chris Ware, la negritud de Kat, o en el de Ruiz y su ambivalencia sexual, contribuyen a la complejidad de lo que son dibujos muy sencillos. A estas ilustraciones se incorporó el color desde casi los comienzos, aunque no de forma dominante hasta los años 30. Aunque en este terreno no es que Herriman fuera un enorme innovador, sí que sabía aprovechar el color para acentuar sobre todo el carácter de los paisajes.

En lo que sí destacaba era en la puesta en página, sobre todo cuando tenía una entera, como en diferentes dominicales. Ya en 1916 se produjo el primer corto de dibujos animados sobre Krazy Kat, aunque el que se proyecta en la exposición es Li'l Ainjil (1936), dirigida por Charles Mintz para Columbia. Por alguna razón, y aunque el corto apenas dura 5.30 minutos, la versión que se proyecta en el Reina parece estar editada. A pesar de ello, en YouTube podemos encontrarla en su integridad.

Queda por señalar la influencia de Herriman. En la pintura aparece de forma explícita en la segunda etapa de Philip Guston, en Öyvind Fahlstrom, mencionado por Willem De Kooning, por Picasso… No cabe la menor duda de que su huella en el llamado gran arte ha sido importante, pero donde fue fundamental es en el terreno del dibujo, animado o no. Herriman es una de las fuentes declaradas de Walt Disney, pero también de dibujantes que estarían en cualquier olimpo del género, desde los mencionados Will Eisner o Chris Ware hasta Robert Crumb (Fritz the Cat, 1965), Gilbert Shelton (Fat Freddy’s Cat, 1969) o Art Spiegelman (Maus, 1977).

Uno de los últimos grandes creadores de tiras cómicas seguidores de Herriman ha sido Bill Watterson con su Calvin and Hobbes (1985). También en España, los Garriris (1974) de Javier Mariscal bebieron en forma muy obvia y declarada de la misma fuente. Podríamos seguir, pero estos nombres, todos ellos de primerísima fila, sirven para hacerse una idea. Es una lástima que estos u otros ejemplos de la importancia de Herriman, nada difíciles de conseguir, no acompañen a Krazy Kat. No pasa nada, todo se puede buscar y encontrar. Pero habría sido una bonita reunión familiar.

Qué difícil es ser joven: monstruos adolescentes que se convirtieron en grandes artistas

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En 2005, el Kenyon College de Ohio, Estados Unidos, invitó a David Foster Wallace a hacer un discurso a los recién graduados. El escritor decidió narrar una pequeña historia sobre dos peces jóvenes que van nadando tranquilamente cuando se encuentran con un pez mayor que les saluda y les dice: "Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?". Los jóvenes siguen nadando sin prestar demasiada atención hasta que uno de ellos se para y le pregunta al otro: "¿qué cojones es el agua?".

"Todo esto va de cómo llegar a los treinta, o puede que hasta los cincuenta, sin tener ganas de volarse la tapa de los sesos", dijo Foster Wallace. El auditorio no le seguía así que puntualizó: "El sentido de lo de los peces es que las realidades más obvias e importantes a menudo son las que más cuesta ver y sobre las que cuesta hablar". Según él, crecer y madurar, abandonar la imprudencia juvenil, era adquirir consciencia de estas verdades. Descubrir eso que nos envuelve de una manera tan clara pero a su vez tan oculta, que nos tenemos que repetir una y otra vez: "El agua es eso".

Charlie Fox, periodista y crítico cultural británico nacido en 1991, plantea en su primer libro Este joven monstruo, la búsqueda de este significado obvio e invisible tal como si hubiese asistido a la charla del autor de La broma infinita. Su libro es una genial montaña rusa literaria, publicada por Alpha Decay, que analiza la construcción cultural del concepto de monstruo y su semejanza con todo adolescente. Hablamos de criaturas que se sienten diferentes y viven llenas de miedos sobre lo que son y no son capaces de hacer. La juventud y la monstruosidad van de la mano en esta profunda y divertida reflexión sobre el poder redentor del arte a través de las tempranas biografías de grandes artistas. Creativos que superaron su pubescencia porque tenían algo a lo que aferrarse.

Niños irrompibles, cineastas eternos

Cuando tenía tres años, Joseph Frank Keaton fue engullido por un tornado que lo alzó y lo llevó en volandas hasta el otro lado de su vecindario. En la debacle atmosférica murieron tres personas aunque él quedó intacto. Aquello pasó antes de que Frank L. Baum escribiese la llegada de Dorothy a Oz en idénticas circunstancias, por cierto. El hecho es que desde entonces, el hijo de Myra y Joe Keaton pareció vivir de milagro. Se caía por las escaleras, era aplastado por armarios y se golpeaba con todo tipo de objetos… pero nunca le pasaba nada.

A los trece, la particular habilidad del niño le había granjeado el apodo de Buster -mote que se refería a una estrepitosa caída-, y la participación en el espectáculo de variedades de su padre. Su progenitor vio en el niño un compañero de escenario al que golpear con martillos, arrojar contra decorados, patear y hacer rodar por escaleras ante las sonoras carcajadas del público. El número era como un Tom y Jerry en vivo y en directo.

Algo que tenía mosqueadas a las asociaciones de protección infantil de la época, que perseguían a la familia y encerraban al hombre siempre que podían. Por maltrato infantil, obviamente. Pero para disgusto de la ley, cuando llevaban a Buster a la revisión médica que atestiguase el maltrato, no había ni rastro de daño alguno.

Un día dijo basta. Durante una función, su padre había saltado del escenario para perseguir a un promotor que le debía dinero y el joven tuvo que improvisar el espectáculo entero, pasando un bochorno supremo que le haría cantar, recitar y bailar de tal manera que se dio cuenta de que no tenía porque depender de nadie. Entonces decidió mudarse a Nueva York, donde un estudio le había propuesto actuar en el cine. Tenía solo dieciocho años.

Su juventud pasó así, a porrazos, sin oportunidad para trabajar en nada que no fuese un show, ni estudiar o formarse en nada que no fuesen las variedades. Era un monstruo irrompible y sus aptitudes, sin embargo, le convirtieron en la gran estrella del cine mudo que hoy conocemos. En un gigante cómico de una fuerza sobrenatural, que siempre se mantenía impertérrito aunque decorados y trenes cayesen a su alrededor. Sigue siendo el más grande artista del slapstick habido y por haber.

Muchachas introvertidas, fotógrafas geniales

Antes de ser una de las fotógrafas más famosas de la historia, Diane fue una niña particularmente introvertida obsesionada con los libros de Alicia de Lewis Carroll. De adolescente, vivió rodeada de lujo pero sola. Sus padres, élite económica del Nueva York de los 30, celebraban fiestas en su casa diariamente, llenando su salón de desconocidos que miraban a Diane y su hermano Howard como molestos muebles.

Por las noches, su padre se escapaba con modelos y se dejaba un dineral jugando a póquer, hasta que las primeras luces de la mañana le devolvían a su hogar, borracho y furioso. Cuando tenía 18 años, Diane Nemerov se casó con el fotógrafo Allan Arbus y escapó de su casa. Una de sus primeras fotos, de hecho, fue la que le hizo al cadáver de su padre en su funeral.

"La obra de Arbus tiene un punto parricida, y sus fotos, en las que el glamour siempre es sórdido y los intentos de embellecimiento siempre hacer más horribles a los personajes, son una forma de renegar de su padre", escribe Charlie Fox en Este joven monstruo.

Durante los años 40, Diane Arbus hizo carrera en la fotografía de moda, trabajando para Vogue, Harper’s Bazaar y Esquire. En esos años, se obsesionó con una película que iba a ver una y otra vez: La parada de los monstruos de Tod Browning, despertó en ella una imperiosa necesidad de retratar lo diferente, lo estéticamente perverso. "Los monstruos embriagan", llegaría a decir. Tras años de fotografiar el lujo, empezó una carrera en solitario en la que haría famosos a enanos, gigantes, siameses y personas con cuerpos distintos a la heteronorma.

Diane y su hermano Howard -cuál Cersei y Jamie Lannister-, mantuvieron toda su vida una relación incestuosa que la atormentó hasta el final. "Quizás esto explique la fascinación de Arbus por los dobles, pues el incesto es también la unión de dos partes casi idénticas", arroja Fox. El último encuentro de los hermanos tuvo lugar unas semanas antes de que ella ingiriese barbitúricos y se cortase las venas hasta acabar con su vida, el verano de 1971. Antes de eso, sin embargo, se había convertido en la mirada de la cara B de su generación, de las personas olvidadas por el mundo de la moda y la fotografía. Fue la voz de los freaks, y dedicó su vida a un arte que la hacía huir de sus demonios, fuesen los que fuesen.

Jóvenes delincuentes, miradas únicas

"Fui el último chaval de Oklahoma que superó la pubertad", declaró Clark en un 1995 en una entrevista del New York Times. "Tartamudeaba mucho, casi no podía ni hablar. Mi padre dejó de hablarme. Así que empecé a tomar drogas. Tomé anfetaminas todos los días desde los dieciséis a los dieciocho. Mis padres ni lo notaron".

Cuenta Charlie Fox que un día un joven Larry Clark tuvo un visión. Estaba viendo un programa de variedades de la televisión norteamericana llamado Donahue, que se mantuvo 26 años en la antena de muchos salones de clase media, en el que entrevistaban a un joven descrito por un rótulo como 'delincuente juvenil'. El rostro del joven, su aspecto, su forma de vestir y su predisposición a la frase descarada le fascinaron sobremanera.

Desde entonces, Clark fue asiduo a interpretar las leyes a su manera, saltándoselas a la torera siempre y cuanto fuese por una buena causa: alcohol, drogas o sexo. El fotógrafo y cineasta, pasó su adolescencia entre rejas y en la calle. Nunca en su casa. Le encerraron por pertenencia de drogas, por hurto continuado e incluso por posesión ilegal de armas de fuego.

Sin embargo, "la obra de Clark va de jóvenes que hacen sus diabólicas travesuras con una energía particular: jóvenes drogándose, jóvenes desnudos, jóvenes adoradores de Satanás…", explica Fox. Sus colecciones de fotografías The Perfect Childhood, Tulsa y Teenage Lust son influencias imprescindibles y abiertamente reconocidas por Scorsese, Coppola o Gus Van Sant, que no podría haber rodado Elephant sin ella. El propio Clark ha dirigido pocas películas que hoy no sean consideradas de culto, véase Kids, Al final del Edén o Ken Park.

Pero sin una cámara, es fácil imaginar el porvenir que hubiese tenido aquel joven drogadicto. Tal vez hubiese dado con sus huesos en la cárcel, o puede que alguna de las múltiples drogas le hubiese consumido a él y no viceversa. No fue así porque Clark apretó el obturador de una cámara de fotos.

Juventud, monstruoso tesoro

Sirviéndose de estas y otras muchas biografías, Este joven monstruo traza un recorrido que une carreras dispares extrañamente unificadas. Todos los jóvenes del estudio de Charlie Fox, vivieron sus abriles en ambientes terribles que fraguaron su personalidad. Y cada uno, a su manera, se agarraron a algo que hizo que su vida valiese la pena.

"Transformarse, pues de eso va ser monstruo, alterar nuestro cuerpo y a la vez cambiar la cultura que nos rodea, es una forma de catarsis, así como una estrategia para repudiar un cuerpo que se nos antoja fuera de control", escribe Fox. Los adolescentes, como los monstruos, "dan problemas, subvierten definiciones, cambian la idea que tenemos de nosotros mismos. Todo eso es valiente, y además se parece a la tarea del arte".

Todos ellos descubrieron ese algo esencial a medida que crecían. Vieron aquello que, como decía Foster Wallace, era tan obvio como invisible. Pero en su caso, a diferencia de lo que les pasaba a los peces de la metáfora, lo que les rodeaba no era agua, era arte.

Uma Thurman explota contra Harvey Weinstein: "No te mereces ni una bala"

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Hace unas semanas, al ser preguntada por los abusos sexuales de Harvey Weinstein, Uma Thurman controló su rabia y declaró que prefería sentirse "menos enfadada y, cuando esté preparada, diré lo que tengo que decir". En sus palabras se intuía que su reacción iba a dar que hablar, y así ha sido.

Este jueves, la actriz de Kill Bill finalmente rompió su silencio en una publicación de Instagram donde no se limitó a felicitar el Día de Acción de Gracias a sus seguidores. 

Con el mítico fotograma de Beatrix Kiddo al volante de un descapotable, Thurman escribe que, por si no se había notado en su cara, ella también ha sufrido abusos sexuales. La intérprete de Boston es la última en sumarse al movimiento solidario #MeToo (#YoTambién), por el que mujeres de todo el mundo han revelado sus experiencias tras años de vergüenza impuesta por la sociedad. 

"Recientemente dije que estaba enfadada, y tengo unas cuantas razones para ello, #metoo por si acaso no pudisteis intuirlo en mi mirada", comenta con respecto a las declaraciones para el programa Access Hollywood, donde aprovechó para aclarar que "las denuncias de todas esas mujeres son algo digno de elogio". 

"Creo que es importante tomarte tu tiempo y hablar con exactitud, así que, ¡feliz Día de Acción de Gracias a todos! (Excepto a ti, Harvey, y a todos tus retorcidos conspiradores. Me alegro de que te esté ocurriendo lentamente, no te mereces una bala)". Así interpela al hombre que produjo las dos películas de Kill Bill, dirigidas por Quentin Tarantino, y que ha sido acusado por más de 70 mujeres de sobrepasarse sexualmente.

El cineasta, y amigo de Harvey Weinstein, aseguró en una entrevista a The New York Times que "se siente avergonzado" por no haber dejado de trabajar con él. Además, sostiene que "sabía lo suficiente" como para hacer algo más al respecto. "No era información de segunda mano. Yo sabía que él hizo algunas de estas cosas", reveló.

Como las de Tarantino, las declaraciones de Uma Thurman levantaban una gran expetación entre el público por sus famosas colaboraciones. Y, al final, la actriz no solo ha alzado la voz contra el machismo de su profesión, sino que advierte en el post que debemos "permanecer atentos" a más revelaciones en el futuro. 


Una aspirante a actriz denuncia por acoso a Weinstein: "Si era una niña buena trabajarían más conmigo"

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La lista de mujeres acosadas por Harvey Weinstein continúa incrementando. El productor, responsable de uno de los escándalos con más repercusión en la industria de Hollywood, enfrenta una nueva demanda por asalto sexual presentada hoy en una corte federal de Nueva York por la aspirante a actriz británica Kadian Noble. 

Según Noble, que reside en Londres, el incidente ocurrió hace tres años en un hotel durante la celebración del popular Festival de Cine en Cannes en Francia, recoge el diario Daily News. Según alega en la denuncia, Weinstein la invitó a la habitación de su hotel para hablar sobre su carrera, ya que supuestamente la consideraba para una película. Una vez allí, él la manoseó sin su consentimiento y le obligó a masturbarlo. A pesar de que ella le pedía que se detuviera, este la arrastró hasta el baño y le impidió salir.

En el documento legal, Noble expone que el productor "reclutó y atrajo a una joven aspirante a actriz con la promesa de un papel en una película, sabiendo que usaría la fuerza, el fraude o la coacción para involucrarla en un acto sexual en su hotel". Además, la joven explica que ella le estaba mostrando al productor su portafolio cuando él comenzó a darle un masaje en sus hombros.

Después de todos los hechos relatados por Noble, la aspirante a actriz señala que el productor la puso al teléfono con alguien su estudio, The Weinstein Company, quien presuntamente le aseguró si era "una niña buena" y hacía "cualquier cosa que él deseara", trabajarían más con ella.

Noble alega que tras el incidente ha sufrido lesiones graves, aflicción emocional, dolor y sufrimiento, angustia mental, incomodidad, pérdida de capacidad para disfrutar de la vida, incapacidad para llevar una vida normal, vergüenza y humillación.

La demanda fue interpuesta por el abogado Jeffrey Herman, que también representa a Dominique Huett, otra actriz que demandado al productor por abusos sexuales. Pero la acusación también se amplía a Bob Weinstein, el hermano del productor, por estar al tanto de su conducta inapropiada.

De Eurovegas a Marina D'Or: el juego que te enseña a especular como un maestro de la burbuja

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"Yo me metí en el ladrillo porque es el único negocio que puede llevar al empresario al infinito", dijo Rafael Gómez, más conocido como Sandokán, ante los magistrados de la operación Malaya.

Quien fuera el hombre más poderoso de Córdoba durante la burbuja inmobiliaria se convierte ahora en un personaje más del juego de mesa El Ladrillazo. Pero no está solo. Junto a él, algunos de los políticos y constructores que se lucraron con la filosofía carpe diem más desastrosa de la historia económica de España.

El proyecto vio la luz hace menos de un mes a través de una campaña de Verkami. A los pocos días, el crowdfunding de El Ladrillazo había sobrepasado los 5.000 euros iniciales (ahora rozan los 16.000 y subiendo) para afrontar el último gasto de la imprenta.

El juego de la burbuja inmobiliaria, donde "tú serás el intermediario, el que convence a un par de alcaldes y constructores locales para ganarse el favor del votante y sacar partido a unos terrenillos olvidados", cuenta con 209 mecenas y ha sido presentado en sociedad con más de 2.000 juegos impresos, cuando el promedio es de 500. Pero, ¿quién está detrás de esta lúdica clase de economía especulativa?

Todo empezó en 2013, en el piso compartido de cuatro jóvenes hijos de los 80. Como todos los de esa generación "fruto de la democracia y la posmodernidad, de la crisis de valores y el Estado de bienestar", se dieron de bruces con "la precariedad laboral, la crisis y el paro", como escribió Áleix Saló en Españistán.

"Me pregunté por qué, si todos teníamos unas carreras de la virgen, seguíamos en un piso compartido", cuenta Francisco Fernández, uno de los creadores de El Ladrillazo y responsable de la documentación del juego. "Empiezas buscando cuándo se disparó el precio de la vivienda, y terminas brujuleando por las redes del AVE y los contratos de Florentino Pérez con Arabia Saudí".

El nombre de los proyectos, las fechas y las citas de los políticos se ordenan en su cabeza con una precisión enciclopédica. Francisco ha volcado ese conocimiento en las tarjetas y la metodología del juego, que además de tener vocación didáctica, "era divertido desde el primer momento".

El Ladrillazo hereda del Monopoly la filosofía de conseguir que nuestro negocio sea más rentable que el del rival, aunque, por lo demás, sus creadores lo consideran "un juego de mierda y muy mal diseñado". "Si seguimos las reglas, se tardan cinco horas en terminar una partida", dice Fernández, que prefiere compararse con las cartas Magic. "También nos fijamos en otros juegos magníficos como Los colonos de Catán".

Descubrieron su potencial recortando cartulinas en su casa y jugando con un kilo de monedas de dos céntimos. Ahí radica el secreto de El Ladrillazo: educa, pero ante todo divierte y no se limita a bombardear con nombres de constructoras, políticos de segunda y proyectos faraónicos abandonados. "Queríamos proponer un poquito más de profundidad en el análisis. Tendemos a analizar la burbuja inmobiliaria desde el punto de vista de la crisis, pero toda la sociedad se volvió loca", recuerda Fernández.

Cada una de las capas sociales se contagió del espíritu happy flower tutti colori que transmitían los poderosos. "Nos echábamos las manos a la cabeza porque en Cuenca, gran capital de provincia, no hubiese línea de AVE", ironiza el creador como ejemplo. Una limpieza de conciencia que solucionamos, "como buena sociedad mediterránea que somos", con un tropel de chivos expiatorios como 'el Pocero'.

Aclaran que tampoco se trata de un juego de corrupción, ni de buenos y malos. "En muchos casos, la burbuja fue fruto de normativas perfectamente legales. Por eso, lo que en realidad pone de manifiesto El ladrillazo es la capacidad que tiene este país para ponerse a trabajar por un objetivo estúpido que no tiene sentido", resume.

Las cartas en la manga de la burbuja

Para entender mejor las dimensiones de la especulación tras la reforma de la Ley del Suelo en 1998, echemos un vistazo a las cartas. Empezaron siendo 500, debido a la cantidad ingente de actores implicados en las tramas, pero finalmente terminaron siendo 168 "con personajes, lugares y proyectos reales documentados que retratan fielmente la España de la época para contagiarte la fiebre del ladrillo".

Ilustradas con creíbles caricaturas, las tarjetas están diseñadas reproduciendo el modelo de las Magic. El nombre del personaje, su cargo durante la burbuja y una cita de hemeroteca, lo que Fernández espera que "despierte la curiosidad de buscar más información en Internet, porque las historias de las cartas son todas espectaculares". Cada uno de los colores representan terrenos, políticos, constructores, ciudadanos, proyectos y mamandurrias.

Tarjetas verdes: Son los terrenos, paisajes y territorios amenazados por la burbuja, como Doñana, las lagunas de Torrevieja o la Operación Chamartín en Madrid. "Sitios que fueron objeto de deseo para la recalificación y los planes urbanísticos".

Tarjetas azules: Ahí está José Luis Rodríguez Zapatero asegurando que "estamos en la Champions League de la economía", Jaume Matas diciendo ni corto ni perezoso que "los Gobiernos balears llevamos muchos años invirtiendo mucho dinero para vincular los intereses de la Familia Real con las Baleares", o Rato proclamando que "lo que hay que hacer en España es empezar a luchar contra el fraude". Son políticos de varios niveles, desde concejales y alcaldes a ministros y reyes. 

Tarjetas naranjas: "Son los constructores, que hace diez años eran todos estrellas y portadas de los periódicos". Manejaban empresas que valían miles de millones de capitalización en el IBEX35, donde llegó a haber una docena de constructoras en los años de la burbuja. "Ahora no quedan ni dos".

Tarjetas rojas: Los ciudadanos, divididos en trabajadores, parados, jubilados (de Telefónica, Renfe), turistas (alemanes, chinos, franceses) e inmigrantes. "Hice esa división en un ejercicio muy burdo de generalización. A efectos del juego, el jubilado o el turista tienen más valor que el inmigrante. Cuando estás intentando hacerte rico con una burbuja, vas a por los que tienen la pasta asegurada". 

Tarjetas negras: Representan los proyectos que se construyeron o se quedaron a la mitad. Desde Eurovegas y Marina D’Or hasta el Centro de interpretación del atún de Almadraba en Barbate o "la línea 9 del metro de Barcelona, que es la cosa más cara que se ha hecho jamás en España".

Tarjetas amarillas: Las apodaron cariñosamente mamandurrias, y entre ellas se encuentran eventos como la Expo del agua de Zaragoza, la candidatura olímpica de Madrid, la boda Real o el Valencia Summit. Son aquellos eventos megalómanos que recibieron apoyo incondicional de las instituciones por una "corazonada" que terminó en desastre.

Por último, se encontrarían las de los paraísos fiscales como Panamá, Gibraltar, Suiza o Las Bahamas. Cada jugador elegirá uno al principio de la partida, donde deberá esconder su dinero en el momento en el que acumule demasiado para evitar perderlo en una investigación judicial. El juego terminará cuando el dispensador opaco de sobres en black se quede sin moneditas. "Nadie sabe cuándo acabará la partida o la burbuja", advierte el cerebro del proyecto.

"Para construir villa PSOE, solo necesitas mucho terreno, apoyo local y un político de rango medio o bajo. En cambio, para Eurovegas necesitas poco terreno, porque no es muy grande, pero muchos políticos y muchos constructores", dice Francisco como ejemplo de dos metas de El Ladrillazo.

Aunque los creadores aseguran que no es el objetivo primordial del juego, es imposible no pensar en todos los casos de corrupción derivados de esos años de especulación. "La corrupción sigue siendo un tema transversal", termina admitiendo Fernández. "Se ha congelado todo durante cuatro años, es como si las tendencias políticas avanzaran a base de traumas", se lamenta.

El Ladrillazo pretende meter el dedo en la herida de aquel trauma que sembró la indignación social en 2011. Pero sus consecuencias colean y nunca viene mal aprender cómo llegamos hasta aquí, aunque sea durante una noche divertida de juegos de mesa.

Polémica por una pieza artística con personas desnudas jugando al pilla pilla en una cámara de gas

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Varias organizaciones israelíes de supervivientes del Holocausto han protestado ante Polonia por difundir un vídeo que muestra a gente desnuda jugando al pilla pilla en una cámara de gas de Stutthof, un campo de concentración nazi en el que fueron asesinados miles de judíos.

El vídeo, llamado Game of Tag, se enmarca en una instalación del Museo de Arte Contemporáneo de Cracovia. Aunque es una pieza del año 1999, no vio la luz hasta 2015 como parte de la exhibición Polonia-Israel-Alemania. La experiencia en Auschwitz, que respaldó la Embajada israelí en Varsovia, informó el diario digital Times of Israel

Previamente, el Museo había retirado la proyección tras las peticiones de varios grupos, incluida la Embajada israelí en el país, pero después volvió a mostrarlo porque consideró que era parte de la libertad de expresión artística. La grabación, sin embargo, ha sido eliminada de la página web del Museo.

"La película muestra a un grupo de personas de diferentes edades jugando un juego aparentemente inocente (...) Esta yuxtaposición bastante chocante de un juego infantil por un lado y el recuerdo de uno de los mayores crímenes en la historia de la humanidad por el otro, crea una oportunidad para un intento terapéutico de superar el trauma del Holocausto en la conciencia colectiva", comentó el director en la presentación de su obra.

Dos años de espera para denunciar

"Queremos saber quién dio permiso para grabar, por qué nadie protestó por este vídeo y cómo fue posible filmarlo", declaró el pasado domingo Efraim Zurof, director de la oficina israelí del Centro Simon Wiesenthal, que está entre los firmantes de la protesta. El portavoz del centro calificó la pieza en 2015 de "repugnante" y dijo que era "un insulto total a las víctimas y a cualquier persona con algún sentido de moralidad o integridad".

Esta organización pide explicaciones no solo a los gestores del antiguo campo de concentración, sino también al Gobierno polaco, ante lo que considera un insulto a las víctimas del Holocausto.

Según Zurof, la protesta no se ha presentado hasta dos años después porque llevó tiempo averiguar "en qué campo de concentración se había grabado, en qué cámara de gas", una información que finalmente desveló el abogado David Chamber, responsable de la investigación.

También se tardó en lograr el consenso entre todas las agrupaciones que apoyan la protesta, entre las que se incluye la Organización de Supervivientes del Holocausto.

Seis millones de judíos murieron antes y durante la Segunda Guerra Mundial a manos del nazismo, tres millones de ellos en Polonia, y decenas de miles fueron asfixiados en cámaras de gas en la conocida como Solución Final.

La playlist de temazos de eldiario.es para que lo des todo en Nochevieja

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Hora de decir adiós a 2016 por todo lo alto. Desde la redacción de eldiario.es queremos acompañaros este Fin de Año con una playlist especial (por definirla de alguna manera). Una recopilación de canciones seleccionadas por todo el equipo para Nochevieja, un popurrí de lo más variopinto, la verdad, pero que hemos elegido con cariño para que lo des todo en la última noche del año.

La lista dura más de 9 horas (con esto llegas a los churros) y hay canciones de todos los colores, como nuestros gustos. Sabemos que hay alguna que otra horterada y nos encanta. Porque solo tiene un objetivo: que la pinches y bailes.

Puedes escucharla aquí. ¡¡FELIZ 2017!!

13 juegos físicos y virtuales para pasarlo bomba en Nochevieja

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Algo tienen las veladas navideñas que invitan a abrir el baúl de los recuerdos y a desempolvar los juegos de mesa más inverosímiles. Aguardan perennes entre los objetos perdidos del armario y algunos acumulan más fauna y lianas en su interior que el tablero de Jumanji. Pero, nubes de polvo aparte, cumplen su labor en Nochevieja y en muchos casos son el anabolizante ideal para aguantar despiertos hasta las campanadas, e incluso después de ellas.

En los últimos años, cada vez más familias han integrado a esta tradición las últimas videoconsolas del mercado. Portátiles o de sobremesa. Hace tiempo que el karaoke forma parte de la banda sonora para despedir el año, del mismo modo que las carreras al Mario Kart o las partidas al Trivial virtual se han hecho hueco entre las grandes cajas de cartón.

Estoy trece juegos, divididos en físicos y virtuales, se repiten en un buen número de hogares, pero la lista es infinita y, como siempre, les invitamos a añadir su favorito para las navidades. Los comentarios están abiertos a las sugerencias, a las novedades (hay algunos evergreens que ya huelen a cerrado) y a las tradiciones más variopintas. ¡A sus casillas, jugadores!

Juegos de mesa

Como decían en Xataka, la historia de los juegos de mesa es muy, muy larga (pero imprescindible), así que se sobreentiende que esta lista de siete no abarcará todos los pasatiempos que existen desde el Neolítico. Nos conformamos con una heterogénea variedad. Hay tómbolas heredadas de la abuela, versiones mejoradas de grandes clásicos, e incluso aquel favorito de los 80 que guardas con mimo sin saber muy bien la razón.

Todos son perfectos para jugar en grupo y sus partidas, como condición sine qua non, acabarán antes de 2049 (por eso vetamos el Monopoly). Ahora es el turno de que nos descubran su vicio oculto en las noches navideñas, si se apuestan dinero o prefieren repartir garbanzos, si son más de baraja española o de las cartas Magic. Cualquier idea será más que bienvenida y útil para renovar el juguetero el año que viene. 

1. Bingo 'anticapi'

Lo destacamos primero por ser el placer culpable de las celebraciones. El resto del año es menospreciado como el pasatiempos favorito de la tercera edad, pero que tire la primera piedra quien no asocie el dulce traqueteo del bombo con estas fechas. Lo más normal es que haya algún Bingo heredado rodando por nuestra casa, pero si no es el caso, es uno de los juegos más económicos que hay en el catálogo: por 15 o 20 euros es fácil encontrarlo en nuestro supermercado de confianza. 

El adjetivo 'anticapi' depende de los gustos de cada familia. Hay quienes no conciben la emoción de la partida sin apostarse unos euros con el cuñado. Sin embargo, la opción libre de deudas es accesible para todos los bolsillos y para los más pequeños y, por tanto, nuestra favorita. ¿Acaso hay mayor satisfacción que la de gritar "¡bingo!" a pleno pulmón?

2. El ladrillazo

Esta reinterpretación del Monopoly y las cartas Magic nos cautivó por ayudarnos a entender cómo se fraguó el último gran boom inmobiliario. Desde Eurovegas hasta Marina D'Or, el jugador aprenderá cuántos permisos medioambientales y apoyo político o ciudadano necesitaron nuestros mayores despropósitos arquitectónicos para llevarse a cabo. Suena denso, pero está pensado de una forma brillante y sencilla.

Ahí radica el secreto de El Ladrillazo: educa, pero ante todo divierte y no se limita a bombardear con nombres de constructoras, políticos de segunda y proyectos faraónicos a medio edificar. Si quieren conocer más de la metodología e historia de este didáctico juego de mesa, no se pierdan la entrevista a uno de sus creadores

3. Twister

Nada mejor para bajar la cena que un poco de contorsionismo (pilates o yoga para los más modernos). El Twister es una opción fácil de conseguir. Siempre hay una prima, sobrina o nuera que lo guarda desde su más tierna infancia, con la tela doblada desde hace veinte años y los círculos de color desteñidos.

Nada de eso importa: lo más complicado siempre será encontrar un salón lo suficientemente grande para extender los diez metros cuadrados de plástico y reencontrarse con una elasticidad desentrenada desde el colegio.

4. Código secreto

Esta sería la versión avanzada y mejorada del famoso Tabú. Se forman dos equipos donde, para variar, los jugadores ven en todo momento las tarjetas con las palabras que deben adivinar. Su capitán dará las pistas que describan solo las palabras que les haya tocado a cada equipo (rojo y azul). La dificultad estará en no confundirlas con las del equipo rival o con las palabras bomba, que nos eliminan inmediatamente de la partida.

Es divertido, rápido y una buena excusa para reconciliarnos con los juegos clásicos que hemoa rayados durante años. 

5. Qué tengo en el coco

Algunos lo conocerán como Quién es quién, otros como Psicólogo, pero en esencia es el mismo juego, y uno de los mejores remedios para matar el tiempo en grupo. No es difícil pasear por el aeropuerto o el parque y encontrarse a personas con un papel pegado con saliva en la frente. Cada uno tiene un nombre propio de persona real, personaje o integrante de dicho grupo. 

Aunque esa es la versión low cost, el juego oficial se llama Qué tengo en el coco, y en él podemos adivinar también países, ciudades o cosas. Imprescindible. 

6. El lince

En su sencillez radica el peligro de este adictivo juego. Lince consiste en un tablero gigante de forma circular en el que se dispersan decenas objetos sin ningún orden ni concierto. El jugador tendrá que elegir tres fichas del saco y encontrar la imagen que aparezca en cada una de ellas en el tablero. El primero que lo consiga, grita "¡lince!", y el resto deberá devolver al saco las fichas que no haya sido capaz de encontrar. La tensión irá creciendo según avanzan las partidas, así que recomendamos retirar los cuchillos de pescado del alcance de la mano. 

7. Juegos de cartas alternativos

Sabemos que la baraja española, o francesa, es la opción que se elegirá en muchas casas para despedir este 2017. Sin embargo, nosotros hemos querido arriesgar un poco con los juegos de cartas. Ofrecemos tres alternativas: el mítico Uno, un juego de rapidez mental y lógica llamado Dobble, y el divertidísimo Virus

Videojuegos

Los juegos tradicionales son capaces de reunir a toda una familia alrededor de una mesa. Sin embargo, en la era de las smart TV y los teléfonos inteligentes, hay quienes prefieren aglutinarse en torno a una de las tantas pantallas que nos rodean.

Pero, al contrario de lo que se suele pensar, encender la videoconsola no siempre es sinónimo de aislamiento, sino también de competitividad y diversión cooperativa. Existen títulos típicos y otros no tanto, pero la variedad de ellos es casi tan amplia como la de jugadores. Aquí va nuestra selección.

8. Mario Kart 8 Deluxe

Mario Kart necesita poca presentación. Las carreras locas de Yoshi, Luigi y demás personajes de Nintendo logran sacar lo mejor (y peor) de cada uno de nosotros. Son tan imprevisibles que no importa si uno de los pilotos va en primer lugar, porque un simple objeto puede cambiar el trascurso de la partida. Y es ahí donde está la verdadera magia del juego, en los ítems para humillar y mirar desde el retrovisor a los rivales.

Turbos en forma de champiñones, plátanos que hacen derrapar a quienes pasan sobre ellos, o incluso la famosa superestrella de Mario que otorga unos segundos de invulnerabilidad. Todos ellos y muchos más son los responsables de frenéticas carreras capaces de reunir a cuatro personas en el modo televisión. Aunque si no tenéis Switch, siempre se puede sacar del armario alguna videoconsola y poner una versión anterior, ya sea de Wii o incluso de Nintendo 64.

9. Just Dance 2018

Aunque menear el esqueleto después de la cena puede ser una tarea de alto riesgo, no ocurre lo mismo en ciertas horas de la madrugada, aquellas donde poco o nada importa. Just Dance, en cualquiera de sus versiones (está casi para todas las videoconsolas), es el juego perfecto para esa ocasión. Porque Beyoncé será Beyonce, pero nunca sabrá qué se siente cuando bailas creyéndote Beyoncé.

En la edición de 2018 no es necesario tener un dispositivo adicional. Basta con instalar la app de Just Dance en un smartphone y ya podremos movernos junto a otros 5 jugadores de forma simultánea. No hay mejor manera de entrar en el nuevo año que viendo a algún familiar imitando el funk de Bruno Mars. O al menos, intentándolo.

10. PlayLink Megapack

PlayLink es la mejor opción para aquellos que tienen una PlayStation 4. Se trata de una serie de juegos orientados para jugar con familiares o amigos y animar las fiestas. En el megapack incluyen cuatro juegos diferentes: Has Sido Tú! y Saber es Poder, dos concursos de preguntas y respuestas; Intenciones Ocultas, una aventura policiaca; o el mítico SingStar. Aun así, también se pueden adquirir cada uno de ellos por separado.

Al igual que ocurre en Just Dance, los títulos de PlayLink se sincronizan con los teléfonos de los jugadores para que todos participen en la partida. Si bailar ya es un reto, atreverse a cantar Dancing Queen de ABBA está ya a otro nivel superior. Aunque si no tienes PlayStation, siempre podrás bajar de forma gratuita Ultrastar en un portátil, enchufar varios micros, y empezar a poner a prueba tanto las cuerdas vocales como la paciencia de los vecinos.

11. Push me pull you

Dos salchichas con humanos a sus extremos que luchan por una pelota. Obviando la primera impresión, que puede ser algo repulsiva, en el fondo se esconde un divertido multijugador donde las risas están aseguradas. Estos entes extraños se alargan y encojen según indique el jugador, y la misión no es otra que luchar contra tu adversario para retener el balón en una zona del tablero.

La grotesca experiencia puede ser compartida cuatro personas, cada uno controlando una punta de la criatura. Sincronizarse parece fácil, pero una vez empezada la partida comprobaremos que es más difícil de lo que parece. Para empezar, lo único que necesitamos es una PlayStation 4 o un ordenador compatible y varios compañeros sin escrúpulos.

12. Lovers in a Dangerous Spacetime

Si lo que prefieres son los disparos y la acción, entonces también existen alternativas cooperativas más allá del típico Call of Duty. Una de ellas es Lovers in a Dangerous Spacetime, compatible con todas las videoconsolas de esta generación y ordenadores. En este título compartimos con cuatro compañeros la experiencia de manejar una nave que se desplaza por el espacio.

El camino hasta el final no está exento amenazas que bien pueden ser minúsculas u ocupar casi toda la pantalla. Por ello, trabajar en equipo es fundamental para avanzar entre “las maléficas fuerzas de Antiamor” y poner a salvo la galaxia. De lo contrario, los conejitos espaciales caerán víctimas ante peligros que dejan en pañales lo visto en Interstellar. Porque el espacio profundo es inmenso, pero resulta menos aterrador si estamos acompañados.

13. Keep Talking and Nobody Explodes

Estás solo en una habitación con una bomba que debes desactivar y solo tus amigos saben cómo hacerlo. Esa es la premisa de Keep Talking and Nobody Explodes, disponible para AndroidPCPlayStation 4 (compatible además con gafas VR). De esta manera, mientras uno corta cables y resuelve puzles, aquellos con el manual (aquí en español) indican los pasos necesarios para detener la cuenta atrás del dispositivo antes de que explote.

La premisa es sencilla, pero la práctica no tanto. El juego es totalmente configurable, y se puede variar desde el tiempo necesario hasta los acertijos que aparecen. Aun así, todos los modos tienen algo en común: los nervios cuando quedan apenas unos segundos y se activa la alarma de emergencia.

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